Dorcas Meadowes

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Lily había dejado aquella noche a Annabelle con una mirada de advertencia. No le gustaba para nada la amistad que esta decía tener con Sirius Black. No era para menos. Había encontrado unas veces a algunas chicas de su casa llorando en los pasillos con el corazón roto por el muchacho de ojos grises. La vio bajar las escaleras con aspecto de reproche, respiró profundo y volvió a la habitación.

Sirius estaba sentado en el borde del sofá, jugando con una pequeña pelota entre sus manos mientras el movimiento al atajarla hacía que su cabello fuese de un lado a otro. Annabelle le tocó el hombro y el sonrió dejando la pelota a un lado y sentándose frente al fuego invitándole.

-          Te escuché bajar y también el regaño de Evans. ¿Le has comentado que no nos vemos en plan romántico?

-          Si pero no me cree - dijo algo cansada - Al parecer tienes una fama pésima - el chico suspiró y rodó los ojos en silencio - ¿Qué tal tus navidades? Por cierto, gracias por los dulces estaban deliciosos.

-          ¿Te los comiste todos? - ella negó  - Ya decía yo, ese cuerpo no parece haber albergado esa dotación de Honeydukes.

-          Eres un idiota Sirius, pero cuéntame.

-          Bueno, ha sido una navidad diferente - admitió mientras pasaba un mechó de cabello hacia atrás - me la he pasado con James.

-          Eso ya lo sé - la chica le miró, parecía que Sirius quería evadir el tema. De pronto recordó algo, aquel muchacho pronto se iría de su casa. Quería preguntarle pero no podía ser tan directa o sospecharía - ¿Para qué era la reunión a la que tuviste que ir en tu casa? Me hubiese gustado tener al menos tu compañía dado que Remus siempre va con su madre según me dijo.

-          ¿De verdad te hubiese gustado pasar navidades conmigo? - su tono ilusionado hizo que ella sonriera - Imagina todas las cosas que podríamos haber hecho - él le guiñó.

-          Basta Sirius… siempre tienes que ser tan tú - espetó, aunque le parecía divertido que intentase molestarle -Admito que contigo la paso en grande, siempre tenemos algo de qué hablar.

-          Aunque prefieres a Remus - soltó con seriedad - sé que en el fondo es así.

-          Como digas Sirius - ella rodó sus ojos - Entonces… ¿la pasaste bien en casa?

-          ¿Es un chiste? Fue terrible - dijo ahora con molestia - La verdad es que he huido de casa.

La chica ya lo sabía, sin embargo no pudo evitar sentir tristeza al ver el aspecto decaído de muchacho, ya lo entendía. En el comedor estaba algo perdido y aunque reía de las bromas de James y Peter su mirada no estaba ahí. Annabelle se acercó y le tomó entre sus brazos, abrazándole con fuerza. Sirius fue tomado por sorpresa en este gesto. Sonrió y cerró sus ojos mientras disfrutaba aquel contacto.

-          Lo siento mucho Sirius - dijo ella al separarse. Él le miró y compuso una sonrisa sincera.

-          No lo sientas Annie, la verdad ya me quería largar de ahí - se sinceró, sintiéndose un poco más relajado.

-          ¿Seguro estás bien? ¿No te han hecho nada?

-          No, bueno… Mi padre se ha puesto algo agresivo y mi querida madre trató de hechizarme - dijo con rabia - aunque me he defendido bien. Están metidos en algo muy oscuro y trataron de que yo también estuviese incluido para que me redimiera según ellos. No se si lo sabes pero… Mi apellido es una carga - él le miró y en sus ojos, ella no vio rastro de ninguna broma, estaban oscuros, serios - toda mi familia está relacionada con la magia oscura y los que intentan desligarse pues terminan desterrados de ella, como yo. Probablemente me quiten todos los beneficios y seguramente mi madre haga lo mismo conmigo que lo que hizo con mi prima Andrómeda.

Los Merodeadores- Cambiando la HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora