Marcela García es una joven de 26 años de origen Mexicano, la cual decide trasladarse a la ciudad de París, para cumplir un sueño y una meta que siempre ha tenido, estudiar en una prestigiosa escuela de diseño de modas.
La vida le pondrá...
Comienzo a abrir los ojos lentamente. Los intensos rayos del sol deslumbran en mi rostro, mi estomago cruje, froto mis ojos y decido sentarme, tomando la sabana entre mis brazos pegándola a mi pecho. Respiro profundamente. Tomo mi teléfono y veo la hora, son más de la 1 de la tarde.
Oigo como cae agua de la regadera. Sonrío, recordando lo que paso anoche y mis mejillas arden. Comienzo a moverme, bajando los pies al piso. El agua deja de caer. Decido pararme, dando unos pequeños pasos pero siento muchos espasmos en mi cuerpo, haciéndome caer. Paso tirando varios cosas de un pequeño mueble. Trato de pararme pero mis piernas me lo impiden, hago una mueca antes de intentar levantarme. La puerta se abre.
•Ryan: Mi ángel, ¿por qué estas ahí?.-se apresura acercándose a mí-. •Yo: Intente caminar pero me duele todo y caí-.
Siento sus manos frías posándose en mi cintura. El contacto de su cuerpo frió estremece mi cuerpo desnudo y caliente. Me sienta en la cama, bajo la mirada, tapándome rápidamente con la sabana. Mis mejillas comienzan a arder. Toma asiento a mi lado y veo como varias gotas recorren su tonificado torso. Su dedo indice sube mi mentón, haciéndome sentir aún más sonrojada al verle fijamente a los ojos.
•Ryan: No hay nada que temer y ocultar ya.-posa sus fríos labios sobre los míos, depositando un tierno beso.-¿Estás bien?.-me mira con benevolencia-. •Yo: Solo un poco de espasmos musculares-. •Ryan: Posiblemente porque alguien tenía muchas ganas de continuar dos rounds más.-sus labios se estiran en una sonrisa insolente y sus iris grises brillan de malicia-. •Yo: Lo siento.-bajo la mirada-. •Ryan: No importa.-besa mis labios-.
Se pone de pie y seca su cuerpo. Le veo, instintivamente muerdo mis labios. Mi estomago cruje fuerte.
•Ryan: Parece que alguien tiene hambre.-frunce el ceño.- Por cierto, tengo unos regalos para ti-.
Se aleja, yendo al otro salón. Veo como en ambos brazos trae cosas, en una de ellas, rosas. Sonrío al verle. Lo pone en la cama, acomodando varias cajas y el arreglo. Se va nuevamente, pero esta vez regresa con una bandeja de bocados, dos copas y una botella.
•Yo: ¡Que rico!.-exclamo de felicidad-. •Ryan: Sabía que iba a gustarte.-se acerca-.
Pone la bandeja a un lado. Se recuesta reposando su cabeza sobre mi pierna, decido acariciar su aún húmedo cabello.
•Ryan: Me gustaría que saliéramos a dar un paseo.-acaricia mi pierna-.
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•Yo: Claro!.-deposito un beso en su mejilla-.
Retoma su postura, toma la botella y la destapa, la espuma sale. Toma una copa, llenándola con el líquido Ámbar para dármela. Toma la suya y la llena, dejando de lado la botella.
•Ryan: Salud!.-su copa golpea la mía-.
Sonrío. Bebo un poco, pero él termina todo el contenido de la copa. Nos miramos por unas breves segundos antes que sus fríos labios mezclados con champagne besen mis labios. Me dejo llevar por este beso. No hay más que ocultar. Se despega de mí. Toma unas uvas dándomelas aprobar. Comenzamos a reírnos.
