CAPITULO 32

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Me desperté de golpe, mi respiración agitada y el corazón me martilleaba. El mismo sueño. No era muy creyente de que los sueños fueran advertencias para la vida, pero que se repitiera solo horas despues no era nada cómodo o tranquilizante.

Aun menos tomando en cuenta que me acababa de ir.

Pero habia algo diferente en este sueño, algo que no terminaba de entender, digo en lo que cabe de entender este sueño. Una segunda voz. Habia escuchado perfectamente como una segunda voz me decía "tranquila" antes de despertar.

La cosa era, que esa voz yo me la conocía muy bien, ¿Cómo confundir la voz de Louis?

-¿todo bien?- pregunto Harry con la voz adormilada, sus ojos aún estaban cerrados.

-sí, solo... un mal sueño-

-no te preocupes, seguro que yo siendo mejor que tú en todo no fue tan malo-

Reí cortamente y negué, -quisieras rulitos-

-ya cállate, faltan unas horas para llegar aun-

-no quiero dormir-

-inténtalo, ven-

Abrió sus brazos y me sonrió, no queria dormir pero me sentía tan cansada... me acomode entre los brazos de Harry y segundos despues escuche como su respiración se volvía más relajada y lenta.

El resto del camino la pase viendo por la ventana, el cielo se llenaba más de nubes a medida que los minutos pasaban y pronto nos vimos en medio de una lluvia. Podía ver a lo lejos rayos, las luces estaban apagadas en la cabina así que era lo único que iluminaba el lugar.

Un rayo me tomo por sorpresa, era especialmente grande y cercano, di un brinquito y Harry se despertó.

-¿Qué? ¿llegamos?-

-no, aún falta media hora-

Deshizo su abrazo y me libero, me senté bien en mi asiento, bueno con las piernas cruzadas, pero es mejor a nada, Harry se estiro y luego tomo la misma posición que yo.

-¿Cuánto lleva así?- dijo bajito, mirando por la ventana

-una o dos horas-

-¿has dormido?-

Negué y bostece

-Emma, relájate seguro no es nada-

Hablamos un rato más, no insistió en que le contara sobre mi sueño y lo agradecí. En cambio hablamos sobre como seria esta semana, parís en navidad debía ser hermosa.

Le conté sobre la casa de mi madre, sobre que nos quedaríamos ahí por esta semana y que Natalia, Andrea y Daisy vivian ahí.

Un anuncio del piloto nos informó que estábamos a punto de aterrizar y que debíamos ponernos los cinturones, unos minutos despues ya estábamos en tierra firme, las azafatas ayudando a los demas pasajeros con sus equipajes y despertando a uno que otro despistado.

-¿listos chicos?-

De pie en el pasillo estaban Liam y Gemma, sus manos entrelazadas, una mochila colgando de los hombros de mi hermano y un bolso del de mi cuñada. Suena lindo ¿no?

-¡sí!-

Como un resorte Harry se puso de pie, saco su mochila que estaba en los compartimientos de arriba y se la puso, me miro expectante y yo me pare de mi asiento.

-vale, ya entendí, me apuro-

Salimos del avión caminando, bueno Harry iba más dando brinquitos por los nervios pero era entendible, habia pasado tres meses sin ver a Andrea más que por Skype y seguro la extrañaba demasiado.

Siempre fui chica, idiotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora