15 - De parto

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El agua espumosa de la bañera le resultó cálida al contacto con su piel. Aquel baño relajante era justo lo que necesitaba para aliviar la excitación de aquel día.

Los muebles de la habitación de Jayden habían llegado a primera hora de la mañana y Galatea había ordenado que instalaran la cuna y el cambiador en la habitación de Kate ya que, mientras no encontraran una casa, sería allí donde el pequeño pasaría sus primeros días.

Gracias a que la estancia era muy amplia, los muebles habían encajado a la perfección sin crear un ambiente demasiado recargado.

Jean había llamado aquella tarde a Galatea, en respuesta a la llamada que ella le había hecho días atrás, para informarlas de que había encontrado tres preciosas casas, muy cercanas a la suya, que se vendían por un buen precio.

Kate se había sentido muy ansiosa al saber que, en los próximos días, recibirían una carta de Jean con fotografías y características de la que podía ser su próxima vivienda.

Quizás por todo el alboroto del día, y las emocionas experimentadas por su madre, Jayden se había pasado toda la tarde dando patadas a Kate, mostrándose muy inquieto.

Con el agua cubriéndole hasta el cuello, Kate intentó relajarse, pero los continuos movimientos de Jayden no se lo ponían fácil.

Acarició su barriga sumergida en el agua, mientras tarareaba la nana del carrusel de Galatea.

Jayden no se calmó.

Kate se incorporó un poco en la bañera, apoyando los brazos en el borde de ésta. Se sentía un tanto mareada, tenía el estómago pesado y un poco de náuseas. Pensó en la segunda ración de cordero que había devorado a la hora de comer.

No había sido buena idea repetir.

Sin pensárselo dos veces, se levantó decidida a acudir a la cocina para preparase una infusión digestiva, que le hiciera más ligero el proceso de asimilar la pesada comida.

El albornoz, colgado en el calientatoallas, absorbió parte de la humedad de la parte superior del cuerpo de Kate cuando se lo puso por encima.

Pero las gotas de agua y los restos de jabón se deslizaban por sus piernas mojando el suelo.

Sin previo aviso, una mayor cantidad de líquido pasó a engrosar el charco de agua que había formado Kate al salir de la bañera.

Se agarró al borde del mueble del baño, atemorizada y sin saber bien qué hacer.

Únicamente se le ocurrió una cosa.

−¡Galatea!

El pulso se le aceleró, mientras Jayden empezaba a ralentizar sus movimientos.

La puerta del baño se abrió de par en par, dejando al descubierto una alarmada Galatea.

Simplemente le bastó con echar una ojeada a la escena y al rostro abrumado de Kate para saber lo que estaba sucediendo.

−Tranquila, estás de parto. Has roto aguas −Los ojos de Kate se abrieron de par en par, mientras movía la cabeza negando las palabras de Galatea−. Todo saldrá bien, cariño. No tienes que estar asustada.

−No, no puede ser, aún le faltan algunos días.

Galatea la rodeó con el brazo mientras la ayudaba a salir del baño para que no resbalara.

−Ahora te ayudaré a vestirte e iremos al hospital.

−¡Galatea! –Sus ojos vidriosos, reflejaban su pánico−, tengo miedo.

ALMA INMORTAL - La Saga del Escarabajo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora