La gran casa estaba completamente en silencio, como de costumbre. Ni siquiera se atisbaba la presencia de los dos sirvientes.
Kate había pasado las últimas semanas manteniendo entrañables conversaciones con Galatea y se habían convertido en buenas amigas.
El pasatiempo preferido de Kate era encerrarse en la gran biblioteca de la planta baja que, por suerte, contaba con muchos ejemplares en su idioma. Allí podía empaparse de toda la cultura que tenían acumulada.
Se estaba convirtiendo en toda una experta en su nuevo mundo y, prácticamente, ya conocía todas las costumbres y características de los vampiros.
Las llamadas a June y Sam se habían espaciado mucho en el tiempo. Les había explicado que en casa de Enzo tenían el teléfono averiado y que las llamaba desde una cabina. Era la estrategia perfecta para que ellas no pudieran llamarla.
En lo que a Enzo respectaba, sólo habían tenido algún breve encuentro por la casa muy de vez en cuando y prácticamente no se dirigían la mirada.
Kate se encontraba sentada en la mesa de la cocina saboreando uno de sus recientes platos favoritos, entrecot muy poco hecho con verduritas asadas.
La cocinera se movía rápidamente por la cocina mientras fregaba los platos. Kate se sentía fascinada cada vez que lo veía, no era un movimiento brusco, sino suave y grácil. En ocasiones, parecían moverse a cámara lenta, para luego acelerar la velocidad.
Terminó su último bocado y, tras darle de nuevo las gracias a la cocinera, abandonó la cocina, dispuesta a terminar con el último volumen de historia vampírica que había en la biblioteca.
Al salir por la puerta de la cocina, una presencia la hizo detenerse en seco.
−¿Has comido bien?
Kate se llevó la mano al pecho e intentó tranquilizar su respiración.
−Galatea, me has asustado.
−Lo siento −Se mordió el labio inferior y su rostro se llenó de inocencia.
Kate sonrió.
−Hoy saldremos.
−¿Saldremos?
Galatea la cogió de la mano y empezaron a caminar hacia la gran escalinata.
−Desde que llegaste, no has salido de aquí para nada.
Kate pestañeó confusa mientras entraban en su habitación.
−Pensaba que no podía salir y, a decir verdad, tampoco me apetecía mucho.
−¿Y por qué no ibas a poder salir?
Kate se encogió de hombros.
−Porque soy un secreto. Por el qué dirán.
Galatea empezó a reír escandalosamente.
−Kate, no eres prisionera de nadie, eres libre de salir a pasear, incluso eres libre de irte cuando quieras.
−Pero no quiero irme, estás siendo muy buena conmigo.
Galatea sonrió y le acarició la mejilla con sus finos dedos.
−Gracias –Echó un rápido vistazo a su reloj de pulsera–. Si no salimos ya, llegaremos tarde. Coge tu bolso.
−¿A dónde vamos?
−Hoy tienes tu primera revisión médica.
El pulso de Kate se disparó y empezó a hiperventilar.
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ALMA INMORTAL - La Saga del Escarabajo I
VampireKate, una chica corriente de Nueva York, tras una aventura en Venecia con sus amigas y un suceso inesperado, tendrá que abandonar su vida, tal y como la conocía hasta aquel instante, y enfrentarse al secreto mejor guardado de la historia. Así, se in...