Unos gritos de júbilo, sumados a los pasos acelerados de la pequeña Emma por el pasillo, sacaron a Kate de su profundo sueño.
Todo aquel alboroto infantil sólo podía significar una cosa: era la mañana de Navidad y Emma se sentía ansiosa por empezar a abrir sus regalos.
Una cálida sensación de felicidad embargó a Kate cuando se imaginó a su pequeño, o pequeña, correteando por su casa la mañana de Navidad. Empezaba a estar ansiosa de poder tener a su bebé entre sus brazos.
Galatea abrió lentamente la puerta y miró hacia la cama donde descansaba Kate.
−Buenos días.
Kate se incorporó lentamente.
−Buenos días, Galatea. Por lo que oigo, soy la última en despertarme.
−Emma lleva una hora dando brincos por la casa preguntando cuándo es la hora de abrir los regalos. Cuando estés lista, te estaremos esperando junto al árbol. No tardes demasiado, no sé cuánto más podremos retener el entusiasmo de la pequeña.
Kate empezó a reír mientras se desembarazaba del calor de las mantas.
−Bajo en unos minutos.
Galatea guiñó un ojo, cerrando la puerta tras de sí.
Kate se abrigó con un grueso jersey de lana de color verde. El tiempo en Verona no era tan húmedo como en Venecia, pero el frío era igual de intenso.
Cuando puso el primer pie en la escalera, vio como la pqueña Emma, que aguardaba su aparición al final de ésta, salía corriendo hacia el salón gritando de alegría.
Todos estaban sentados en el acogedor salón frente al precioso árbol, lleno de regalos cubiertos con llamativos lazos.
Tanto ella como Galatea se habían asegurado de poner sus propios regalos con el resto la noche anterior.
Iris sonrió a la recién llegada.
−Buenos días, Kate.
Ella saludó a todos los presentes mientras tomaba asiento junto a Galatea.
−¿Has dormido bien?
−Perfectamente, gracias Jean.
Él asintió con la cabeza y miró a su excitada hija que danzaba alrededor del árbol.
−Venga, Emma, empieza con tus regalos.
Los ojos de la niña se iluminaron y cogió un enorme paquete de color violeta, con una etiqueta en forma de estrella que llevaba su nombre.
−Gracias, papá.
En un abrir y cerrar de ojos, Emma ya había destrozado el papel de regalo, dejando al descubierto una caja de colores que contenía una preciosa muñeca vestida de marinera. Emma, con los ojos llenos de ilusión y manos temblorosas, le entregó la caja a su madre para que la ayudara a liberar la muñeca de su envoltorio
Galatea, aprovechando el momento, se agachó entre el montón de regalos y buscó uno que llevaba el nombre de Kate, mientras ella la seguía con la mirada.
−Feliz Navidad.
Kate cogió la caja de un palmo de altura, envuelta con un papel dorado y adornada con un precioso lazo de raso azul.
Sus dedos deshicieron, con mucho cuidado, la lazada y, poco a poco, fue desprendiendo el papel bajo la atenta mirada de Galatea.
Finalmente, dejó al descubierto una caja de color negro.
−Espero que te guste. Lleva muchos años en mi familia.
Kate abrió lentamente la caja y observó su contenido con expectación.
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ALMA INMORTAL - La Saga del Escarabajo I
VampiroKate, una chica corriente de Nueva York, tras una aventura en Venecia con sus amigas y un suceso inesperado, tendrá que abandonar su vida, tal y como la conocía hasta aquel instante, y enfrentarse al secreto mejor guardado de la historia. Así, se in...