Cerró la puerta tras de sí, con un brillo de temor marcado en sus ojos grises.
Había llegado el momento de la revelación.
Jayden hacía una hora que descansaba, sumido en un profundo sueño, en la seguridad de su confortable dormitorio. Había caído exhausto después de preguntar durante dos horas sobre todas y cada una de las fotografías del álbum.
Kate la esperaba sentada en el borde de la cama con las manos entrelazadas sobre su regazo y la mente llena de cuestiones confusas.
"Creo que para esta conversación en especial deberíamos usar nuestra telepatía"
Kate simplemente asintió, mientras con la mirada seguía a Galatea, que tomó asiento junto a ella.
"No sé ni por dónde comenzar. Hace años que te debería haber contado la verdad, pero no me siento especialmente orgullosa de todo lo que sucedió. Supongo que si no te lo he contado antes ha sido por temor a que me vieras con otros ojos y dejaras de quererme."
Kate tomó la mano de Galatea entre las suyas.
−Tu pasado no me importa, te quiero por la persona que eres y por cómo haces que me sienta a tu lado. El resto, para mí, no tiene importancia.
Galatea sonrió ante las palabras de Kate. Sin duda las había formulado en voz alta para confirmar con más fuerza su significado para ella.
"Galatea, no necesito saber qué pasó."
"Pero yo quiero que lo sepas, hace años que debí compartirlo contigo y ya ha llegado la hora."
Galatea apretó con fuerza la mano de Kate, que la observaba con ojos llenos de comprensión.
"Yo tenía veintiséis años recién cumplidos y por aquella época ya era toda una mujer adulta. Vivía con mi marido y mi madre. Apenas hacía un año que mi padre había fallecido de pulmonía y vivíamos todos en la gran casa de la familia."
Febrero de 1858, Venecia.
Los ropajes de colores y las máscaras con plumas invadían los escaparates de Venecia, pero la joven Galatea no sentía interés alguno por los llamativos disfraces típicos de la isla.
Aquel año, el carnaval no era uno de sus primordiales intereses, ya que el recuerdo de la pérdida de su padre minaba cualquier atisbo de alegría en su corazón.
Una fina lluvia empezó a caer, justo en el preciso instante en el que cerró el pórtico de madera que daba la entraba a la gran casa donde residían.
−Pensaba que ya tenía que mandar a alguien en tu busca, has tardado una eternidad en traerme el perfume que te encargué.
−Perdóneme. madre. Las calles están imposibles estos días. Todo el mundo quiere adquirir un precioso disfraz para la fiesta que dan los Domenico en su palacete.
Simonetta, la madre de Galatea, le dedicó una mirada inquisidora.
−Supongo que no estarás pensando en abandonar tu luto e ir a una de esas fiestas con tu marido.
Galatea siguió a su madre hasta la sala de costura donde, en un rincón, había una cuna de madera. En su interior, un recién nacido emitía un leve sonido al respirar.
−Ni siquiera se me había ocurrido la idea, madre.
La amargura era notable en cada una de las sílabas que pronunciaba la apesadumbrada Galatea.
Simonetta se sentó en una mecedora cerca del bebé y comenzó una nueva labor de bordado.
−Hablando de tu marido, ¿dónde está?
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ALMA INMORTAL - La Saga del Escarabajo I
VampireKate, una chica corriente de Nueva York, tras una aventura en Venecia con sus amigas y un suceso inesperado, tendrá que abandonar su vida, tal y como la conocía hasta aquel instante, y enfrentarse al secreto mejor guardado de la historia. Así, se in...