31 - El club

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A pesar de las densas nubes que enmarañaban el cielo matutino de Londres, Jayden estaba lleno de felicidad y alegría en aquella mañana de lunes.

El haberse reconciliado con Emma, había sido una de las cosas más difíciles que había hecho en su vida, ya que el hecho de mostrarse herido y más vulnerable que de costumbre ante su madre y Galatea le había supuesto un gran esfuerzo. Sin embargo, la alegría y el posterior bienestar de saber que todo había vuelto a su lugar le hacían ver y sentir el mundo como un lugar mejor.

En el instituto, nada le hizo cambiar su buen humor y su sonrisa, que se negaba a desaparecer de su alegre rostro. Todo contribuía a aumentar su dicha, sobretodo por que Brian ya no suponía una amenaza para él. Se había centrado más en su nueva novia. Apenas se oían sus gritos y amenazas por los pasillos, y la mayoría de alumnos disfrutaba del nuevo ambiente.

Tras el recreo, Jayden se dispuso a disfrutar de una de sus asignaturas preferidas, matemáticas.

Aquel día, el profesor Stone tenía preparado para sus alumnos un examen sorpresa ya que, tras el decepcionante número de aprobados del pasado trimestre, quería espabilar a sus estudiantes para que no volvieran a suspender.

−Tenéis que responder cinco de los diez problemas que aparecen en la hoja. ¿Alguna pregunta?

Jayden cogió una copia del examen que le ofrecía la chica morena que se sentaba detrás de él.

−Eres Jayden, ¿verdad?

Él no pudo evitar sonrojarse al oír la aterciopelada y susurrante voz de la chica.

−Sí.

−Soy Rachel.

Jayden se limitó a sonreír tímidamente, ya que sabía de sobra su nombre. ¿Cómo no iba a saberse el nombre de una de las chicas más guapas de la clase?

−¿Me puedes dejar un lápiz?, no encuentro el mío.

Él se giró rápidamente y, tras rebuscar en su estuche, le entregó a Rachel un lápiz perfectamente afilado.

−Gracias.

−De nada.

Sin duda, aquel estaba siendo un buen día para él. Hasta las chicas de su clase empezaban a percatarse de su existencia, aunque sólo fuera para pedirle un favor.

En un intento de calmar su entusiasmo y concentrarse para el inesperado examen, decidió mirar por la diminuta ventana de la puerta de la clase y centrarse en la calma del pasillo.

De pronto, un rostro familiar de expresivos ojos de color miel se asomó y fijó su mirada sobre él.

El corazón de Jayden dio un vuelco, cambiando por completo su estado de ánimo.

El profesor James entró en el aula portando un sobre con documentos, que entregó al profesor Stone tras una breve disculpa por irrumpir en su clase.

Jayden estaba bloqueado y no podía apartar sus ojos de él. Sólo en el momento en que el profesor James le dedicó una fugaz sonrisa antes de salir, bajó la cabeza.

Con una breve mirada, aquel hombre podía helar la sangre de cualquiera. Sin duda, esa era una de las habilidades que Jayden quería aprender y, por ese motivo, se hizo prometer a sí mismo que, en cuanto terminaran las clases, lo primero que haría sería ir al despacho del profesor y apuntarse a su misterioso club de dhaphiros adolescentes.




La llamada de sus nudillos sobre la madera de la puerta no surgió efecto ninguno. Sin duda, el profesor James había salido de su despacho. Resignado, Jayden se apoyó contra la puerta y suspiró.

ALMA INMORTAL - La Saga del Escarabajo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora