El reloj digital del salpicadero del Mini marcó las siete y cinco. Kate intentaba ser tolerante y conceder unos minutos extra a Jayden. Su confianza en él le decía que el chico bien se merecía un poco de margen ya que, al fin y al cabo, ¿qué era lo que le podía pasar en el instituto rodeado de profesores, algunos de los cuales eran inmortales?
Trascurrieron cinco minutos más.
Los ojos de Kate se entretuvieron viendo patinar las gotas de la fina lluvia por el parabrisas.
Las siete y cuarto.
La mano de Kate rebuscó en su bolso y sacó el móvil para llamar a su hijo.
Nadie respondió.
Una extraña sensación empezó a apoderarse de su cuerpo. Era una mezcla de mal presentimiento y ansiedad.
Volvió a llamarle, pero el resultado fue el mismo.
Guiada por su mal pálpito, salió del coche a toda prisa y se adentró en el instituto. Allí, el vigilante nocturno le dedicó una mirada de sorpresa.
−¿Puedo ayudarla en algo?
−Sí, estoy buscando a mi hijo, Jayden Savage. Supongo que se habrá entretenido con su grupo de estudio en la biblioteca.
El vigilante enarcó las cejas, sorprendido.
−Lo siento, señora, pero acabo de hacer mi ronda habitual y ya no queda nadie en el centro. Es muy probable que su hijo se haya marchado sin usted a casa.
El suelo pareció temblar bajo los pies de Kate, mientras la habitación era invadida por una neblina que enturbió su precisa vista.
−¡Eso es imposible!
−Créame, señora. No será ni el primero ni el último chico al que se le olvida que sus padres le venían a recoger. Tranquilícese.
Kate intentó serenarse, para no rugir de pura agitación.
−Mi hijo no se ha podido olvidar. ¿Le importaría que lo comprobara por mí misma?
El guardia negó con la cabeza.
−Va contra las normas. Llame a casa. Seguro que está allí.
Kate cerró los puños conteniendo su fiera interior. Si no lo hacía, seguramente terminaría dándole una paliza a aquel hombre que no parecía darle importancia al asunto de la desaparición de Jayden.
Sin mediar una sola palabra, sacó el móvil de su bolso y, mientras se encaminaba hacia el exterior, llamó a Galatea.
No transcurrió ni un segundo hasta que ella contestó al teléfono asustada.
−Sabía que me ibas a llamar, ¿qué es lo que va mal?
La voz de Galatea pareció calmar un poco a Kate.
−Jayden no está en el instituto. Por lo menos, eso es lo que me dice el guardia de seguridad. No me deja comprobarlo por mí misma.
Todos los temores y conclusiones formulados en la mente de Kate, se dibujaron claros como un espejo en la mente de Galatea.
−Ven a casa, hemos de denunciar su desaparición en las oficinas del Consejo.
Kate agradeció su fuerte vínculo con Galatea, ya que no se veía con fuerzas de decir en alto sus sospechas.
Jayden había desaparecido y temía que hubiera sido secuestrado.
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ALMA INMORTAL - La Saga del Escarabajo I
VampireKate, una chica corriente de Nueva York, tras una aventura en Venecia con sus amigas y un suceso inesperado, tendrá que abandonar su vida, tal y como la conocía hasta aquel instante, y enfrentarse al secreto mejor guardado de la historia. Así, se in...