26 - Feromonas

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Los pasillos atestados por los alumnos de la universidad apuntaban a la entrega de notas ya que, en el ambiente, se podía oler la mezcla de nervios y expectación por parte de todos ellos.

Junto al despacho de cada profesor, había un pequeño tablón de anuncios donde colgaban los resultados de los exámenes de sus asignaturas.

Emma intentaba abrirse paso, junto a varios compañeros de clase, para verificar su nota. Estaba especialmente orgullosa de su examen y su trabajo de investigación, y no tenía la menor duda de que hallaría una buena calificación.

Sus ojos siguieron una a una las líneas que parecían interminables con las clases y los nombres de los alumnos, para por fin hallar el suyo.

La decepción no le dejó contener sus pensamientos.

−¡¿Un aprobado?!

Sin ni si quiera pensárselo, y dejando atrás a sus atónitos compañeros de clase con las preguntas a punto de aflorar de sus labios, una enfadadísima y temperamental Emma se adentró sin llamar en el despacho del profesor.

Un hombre de avanzada edad y pelo cano asomó sus ojillos negros y diminutos por encima de unas clásicas gafas bifocales.

−Señorita Neveu, hoy no recibo visitas.

Emma hizo caso omiso al profesor, que empezaba a presentar un tono rojizo por la intrusión en sus dominios, y se sentó en una silla frente a la mesa.

−Profesor Hathaway, esto es una emergencia, solicito una revisión de la nota global de mi trabajo y mi examen.

−La semana próxima será el momento de presentar sus quejas, señorita. Hoy, no.

Emma clavó sus ojos verdes sobre el rostro impasible del profesor, dejando atrás su tono hostil, para intentarlo con uno mucho más dulce.

−Profesor, sabe que soy una buena alumna y no creo que sea correcta su evaluación sobre mi investigación.

Los ojos de Emma parpadearon deliberadamente lentos, mientras sus espesas pestañas enmarcaban el azul de su iris.

El profesor Hathaway dudó por unos instantes para, sin darse cuenta, dejarse seducir por la belleza del rostro de ella, que le observaba con dulzura.

−Está bien, he de reconocer que es usted una de mis mejores alumnas y, si insiste, revisaré ahora mismo el trabajo.

Emma pareció perpleja ante la noticia. Estaba dispuesta a suplicar un buen rato más, a sabiendas de que el profesor era un hombre duro de roer y muy obstinado.

−Gracias.

−En una hora volveré a publicar su nota.

Sin asumir del todo lo sucedido, Emma salió del despacho para reunirse con sus compañeros.

−Emma, ¿estás loca?, ¿cómo se te ocurre entrar así en el despacho del profesor?

Ella se limitó a mirar a Mary, que hacía aspavientos con las manos mientras revivía lo sucedido.

−Tranquila, Mary, me va a revisar la nota y tendré el resultado en una hora.

Tanto Mary como otros compañeros de la popular Emma se quedaron absortos ante la noticia.

−¿Te va a revisar la nota?

Ella simplemente asintió.

−Menuda suerte tienes.

El estupor de Emma se convirtió en júbilo por su repentino e inesperado triunfo.

−Hoy brilla mi estrella de la fortuna.

ALMA INMORTAL - La Saga del Escarabajo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora