6 - Nueva vida

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Enzo caminaba despreocupadamente delante de Kate, como si ella no existiera, dejándola cargar con dos pesadas maletas, una mochila y su bolso.

Cuando llegaron frente a la puerta de madera tallada, que Kate recordaba perfectamente, se sintió aliviada de no tener que seguir arrastrando el pesado equipaje por toda Venecia.

Él abrió la puerta y Kate le siguió rápidamente antes de que se cerrara. Tuvo la impresión de que la casa se había vuelto más grande y fría desde la última vez que estuvo allí.

Enzo apenas la miró, mientras subía por las escaleras de mármol blanco.

−Bienvenida –musitó por encima de su hombro.

Kate se encontró de repente sola en aquella casa enorme, con su pesado equipaje y sin saber qué hacer. Por un momento, tuvo el instinto de echarse a llorar como un niño que ha perdido a su madre en el mercado.

−¿Kate?

Ella localizó la voz y vio un rostro vagamente familiar. Una mujer de su edad, con el cabello rizado revoloteando sobre sus hombros y unos penetrantes ojos grises.

Sin duda, la hermana de Enzo.

−Soy Galatea, ¡la hermana del sinvergüenza! −Las últimas palabras las recitó mirando hacia la planta superior y en un tono mucho más alto de lo normal, para que su hermano las oyera−. Siento muchísimo que te veas envuelta en todo esto, eres ya la tercera que pasa por aquí. ¡Los del Consejo deberían castrarle!

Kate suspiró aliviada, por lo menos parecía que no iba a sentirse tan sola al fin y al cabo.

−Gracias.

Galatea sonrió dulcemente y sus ojos se convirtieron en dos atractivas líneas brillantes.

−Deja aquí tu equipaje, te mostraré la casa.

Anduvieron juntas y en silencio, mientras Galatea se dedicaba a mostrar las estancias que se encontraban tras cada puerta, haciendo una breve descripción o simplemente diciendo un nombre.

La planta baja estaba formada por la enorme entrada; la cocina, que Kate recordaba muy bien; la terraza de piedra canela y un enorme comedor que, evidentemente por falta de uso, habían convertido en una generosa biblioteca llena de antiguos ejemplares.

Cuando regresaron para ascender por las escaleras de mármol, las maletas de Kate habían desaparecido.

En la planta superior, había varios dormitorios, todos ellos equipados con muebles dignos de una tienda de antigüedades.

Galatea se detuvo ante una puerta cerrada.

−Ésta es la habitación de Enzo, supongo que no te interesará verla.

Kate empezó a caminar en dirección opuesta.

−En absoluto.

Galatea sonrió satisfecha, mientras guiaba a Kate hacia la otra punta de la planta superior.

Abrió una puerta blanca de molduras doradas e invitó a Kate a entrar.

−Esta será tu habitación durante los próximos ocho meses.

La estancia era la más luminosa de la casa. Decorada con muebles blancos con molduras, daba la impresión de estar en una película de época. En mitad de la habitación, se alzaba, majestuosa, una alta cama con dosel, vestida con una colcha de color verde a juego con las cortinas. A su derecha, un tocador con un enorme espejo ovalado y una banqueta forrada de terciopelo rojo. A su izquierda, un enorme armario junto una antigua chimenea y frente a ésta dos butacas de satén esmeralda.

ALMA INMORTAL - La Saga del Escarabajo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora