29 - Decepción

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Los minutos de aquella última clase se habían hecho interminables. Parecía como si las agujas del reloj no quisieran avanzar.

Jayden se había estado debatiendo entre la sensación de triunfo de haber plantado cara por fin a Brian y el extraño encuentro con el profesor James en el baño. Jamás se había planteado el hecho de que algunos de los profesores pudieran ser de su especie o incluso algunos alumnos.

Al fin y al cabo, los inmortales tenían el mismo derecho a la enseñanza que los humanos.

A pesar de lo extraño y misterioso del encuentro con el profesor, hacia el final de la clase, la visión del posible rostro de Emma satisfecha por su hazaña, hizo que la batalla con Brian tomara protagonismo en sus pensamientos.

Cuando el timbre sonó, Jayden fue de los primeros en salir por la puerta, dispuesto a tomar el autobús de regreso a casa con rapidez.

Tras haberse pasado todo el viaje relatándose a sí mismo la historia tal y como se la contaría a Emma, se encontró en la calle que, en función de la dirección tomada, le llevaría a su casa o a casa de su amiga.

Con un ágil movimiento, sacó de su bolsillo el teléfono móvil y llamó a su madre.

−Hola, cariño, ¿ya vienes?

−Hola, mamá. Me preguntaba si puedo pasarme a ver un rato a Emma.

Al otro lado del teléfono, una tranquila Kate, que compartía un momento de relax junto a Galatea y la cálida chimenea de piedra, frunció el ceño.

−Jayden, Emma estará estudiando mucho, ya la verás mañana.

De sus labios sólo salió un bufido de decepción.

Los ojos de Galatea se posaron sobre los de Kate.

"Déjale ir, está bien que tenga una buena confidente como Emma, recuerda que es adolescente y es una época muy difícil"

Kate suspiró.

"Le tienes consentido, Galatea. Está bien."

Jayden, que escuchaba el silencio a través del móvil carraspeó.

−Está bien, puedes ir, pero sólo un rato.

−¡Lo habéis vuelto a hacer!

La voz de Jayden sonaba alterada.

−¿El qué?

−Comunicaros telepáticamente delante mío. Mamá, sabes que no soporto que lo hagáis cuando yo estoy presente.

Galatea, que oía con su fino oído las palabras de Jayden a través del móvil de Kate, miró al cielo resignada.

−Lo siento, cariño, no me he dado cuenta.

−Te veo luego, mamá.

−Ve con cuidado.

Jayden colgó el teléfono, triunfal ante la buena noticia, y se apresuró a llegar hasta la casa de Emma.

Como de costumbre, fue la sonriente Iris quien acudió a la llamada de la puerta.

−Hola, Jayden, pasa.

−Hola, tía Iris, ¿está Emma en casa?

Iris sonrió con ternura.

Adoraba a Jayden desde que pasó cuidándole junto a Galatea los siete largos días que duró la transformación de Kate y sentía que aquel joven era parte de su familia.

−Tienes suerte, acaba de llegar de la biblioteca. Se alegrará de verte, está muy estresada este trimestre, y eso que acaba de empezar.

−¿Puedo subir?

ALMA INMORTAL - La Saga del Escarabajo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora