Observe el cielo completamente nublado desde la ventanilla del auto de mi padre. La temporada de lluvia había comenzado hace un par de semanas, y era grandioso, me encantaba escuchar el sonido relajante de la lluvia chocar con el suelo.Mire a mi papá quien conducía, su rostro aun reflejaba enojo, pero no me importaba, debía de entender que ya era lo suficientemente grande como para hacer lo que yo quisiera, y si lo que quería era fumar un cigarrillo, no tendría porqué molestarse tanto, además él fue quien me puso ese ejemplo.
Llegamos a casa, bajé del auto y me apresuré a entrar, quería encerrarme en mi habitación para evitarme sus estupidos regaños.
—¡_____ ven aquí!— Lo escuché gritar, pero seguí subiendo las escaleras ignorándolo por completo.
Caminé por el pasillo para llegar a mi habitación, pero al escuchar el televisor encendido del cuarto de mis padres me sorprendí, mi madre había llegado temprano a casa.
—Mamá— Abrí la puerta de la habitación y al ver aquella escena deje salir un fuerte grito.
Abrí mis ojos de golpe, de nuevo esa maldita pesadilla que no me dejaba dormir desde el día en que mi madre se quito la vida.
Miré el reloj, estaban por ser las cuatro de la mañana. Y como era de esperarse, ya no podría conciliar el sueño.
Me puse mis incomodas y rotas pantuflas, para salir de mi habitación, me había dado algo de sed.
Una vez en la cocina, me di cuenta que el refrigerador estaba vacío, no había nada para comer ni beber. Mi madre si que nos hacía demasiada falta.
—Tendré que tomar un trago— Me dije a mi misma y caminé hacía la que solía ser la habitación de trabajo de mi madre, seguro ahí tendría algo de vino para beber.
Me adentre al lugar y de inmediato sentí una gran nostalgia, la extrañaba demasiado.
—Espero no te moleste que tome un poco de esto— Dije divertida mientras llenaba mi vaso de un vino tinto.
Me dejé caer en la silla de su escritorio, todo estaba como ella lo había dejado la última vez que estuvo aquí, ni mi padre ni yo habíamos tenido el valor de entrar después de que ella murió.
—Jamás entendí que se suponía que tenías que hacer con todos estos papeles— Comencé a tomar algunos de los papeles para hacerlos bolita y arrojarlos al bote de basura, pero hubo uno que llamo mi atención, era un sobre blanco y este..este tenía mi nombre.
Rápidamente abrí el sobre y desdoble la hoja que estaba dentro, era una carta de..mi madre.
"Querida hija,
En verdad no se cuando estés leyendo esta carta, incluso quizá nunca la leas, pero si lo estas haciendo, quiero explicarte porque decidí acabar con mi vida. Yo me enamore de un hombre, el cual no era tu padre. Lo siento por decírtelo de esta manera, pero perdí el amor que le tenía a tu papá desde hace años, solo que me fue más fácil fingir que éramos una familia feliz, a explicarles que tenía a alguien más. Este hombre era mi jefe, te juro que yo lo amaba con todo mi ser, y él me prometió después de los cinco años que llevábamos teniendo nuestros encuentros, que dejaría a su esposa para estar conmigo. ¿Y sabes que? Yo le creí, cometí el estupido error de creerle y llenarme de falsas ilusiones, pero el tiempo paso y el cambió, de un dia para otro yo era de nuevo solo su secretaría, y no sabes el dolor que me causo eso, pero debemos de aceptar la realidad, gente como él, que tiene dinero solo se aprovecha y juega con nosotros, los necesitados. Pero tanto fue el dolor que sentía, que ya no quería seguir viviendo, por eso es que decidí quitarme la vida. Perdón por dejarte, pero trata de entenderme. Te amo con todo mi ser, y espero que tú y tu padre perdonen todos mis errores. Y si algún día necesitas algo, busca a ese hombre, Edward Leyva.
Siempre estaré contigo mi niña."
Arrugué la carta con rabia mientras las lágrimas corrían por mis mejillas, sabía que tenía que haber un gran motivo para que mi madre hubiera decidido acabar con su vida.
Pero como pudo dejarme por un estupido hombre que ni siquiera la valoraba.
Salí del lugar y regresé a mi habitación, puse seguro en la puerta y me tire al suelo mientras mis sollozos salían.
—No es justo, no es justo que me hayas dejado— Dije con dolor.
Solo era un chica de diecisiete años, necesitaba a mi mamá conmigo, aún le faltaban muchas cosas que enseñarme.
~•~•~
Escuché ruidos en la planta baja de la casa, supuse que mi padre ya se había despertado.
Tome aquella carta de mi tocador y salí de mi habitación, mi papá tenía que saber de esto.
Efectivamente lo encontré en la cocina leyendo el periódico, ni siquiera se había percatado de mi presencia.
—Papá— Lo llamé para obtener su atención.
—No hay nada para desayunar, lo siento— Contestó sin despegar su vista del periódico.
—Necesitamos hablar— Tomé asiento frente a él.
—Estoy de acuerdo— Dejó el periódico sobre la mesa —Es hora de que sepas las nuevas condiciones— Lo miré extrañada.
—¿A que te refieres?
—Debes buscar un empleo— Dejé salir una risa, pero me torne sería al notar que a él no le había causado gracia alguna.
—¿Estás hablando en serio?
—Si, no hay dinero, no hay comida, no tenemos nada ____.
—Ese no es mi problema, no es mi obligación mantenernos— Me quejé.
—Pues lo tendrá que ser, ahora eres la mujer de esta casa, y tendrás que aprender a hacer demasiadas cosas.
—Yo no pienso hacer nada de lo que me pidas— Dije de mala gana.
—¿Sabes algo? Estoy harto de tu maldita rebeldía— Elevó su voz.
—Mira, te dire algo, a mi no me interesa nada de lo que me digas— Me cruce de brazos —Ademas yo solo quería mostrarte algo que encontré, no se porque me viniste con estos estupidos sermones.
—¿Que encontraste?— Frunció el ceño.
—Una carta— Saque aquel papel del bolsillo de mi pantalón —Es de mamá.
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La Venganza | Freddy Leyva |
FanfictionUna Venganza contra la familia Leyva que deberá ser cumplida sin importar sus consecuencias.