Terminé de cambiarme después de haberme dado una ducha mañanera, coloqué mi mandil alrededor de mi cintura y salí de mi habitación para comenzar con mi trabajo.—Buen dia _____— Me recibió Lucy en la cocina con una gran sonrisa como siempre solía hacerlo.
—Hola— Dije sonriendo ligeramente, Lucy en verdad me agradaba.
—Siéntate, te serviré de desayunar.
—¿Los Leyva ya desayunaron?— Pregunté confundida.
—Claro, había olvidado decírtelo, la mayoría de los sábados Edward y Raquel salen desde temprano, asi que es nuestro día libre ya que ellos nos están— Explicó dejando el desayuno frente a mi.
—Genial, ¿y crees que pueda salir?— Di un mordisco a la tira de tocino que estaba en mi plato.
—Por supuesto, solo no llegues después de las siete— Asentí feliz.
Me apresure a comer mi desayuno, moría por salir y sentir un poco de libertad.
Levanté mi plato y corrí hacía mi habitación para tomar el sobre con dinero y mi celular. Después corrí de nuevo, pero esta vez para salir de la enorme casa.
Mientras caminaba hasta el bulevar donde pudiera tomar un taxi, escribí un mensaje para mi papá.
"Papá, tengo dinero, ¿dónde te puede ver?"
"Nos vemos en quince minutos en el café que esta cerca de la estación de bomberos del centro"
Guardé mi teléfono y me subí al primer taxi que se detuvo frente a mi.
El conductor del taxi no dejaba de cantar las canciones extrañas que pasaban en la radio, era gracioso pero también un poco molesto, así que no veía la hora de llegar a mi destino.
Pagué al conductor y bajé. Pude ver a mi papá recargado en las afueras del café. Una sonrisa se formó en mi rostro, a pesar de todo, me daba gusto verlo.
—Papá— Me acerque a él.
—Hasta que llegas— Dijo de mala gana, provocando que mi sonrisa se borrara.
—Lo siento, había algo de tráfico— Me excusé.
—Si como sea, ¿y mi dinero?— Busque en mi bolsa aquel sobre que había guardado, lo tomé y se lo entregue aun sin estar de acuerdo.
—Espero que no hayas sacado algo para ti— Amenazo y negué.
—Solo lo que necesite para pagar el taxi, pero necesitaré para regresar.
—Pues tendrás que caminar— Dijo.
—¿Que? Pero es demasiado lejos— Me queje.
—Pues más vale que te vayas yendo.
—Pero, tengo el día libre, pensé que podíamos pasarlo juntos— El rió ante mi comentario.
—Tengo cosas más importantes que hacer, será otro día— Bajé mi mirada desilusionada —Te veo pronto con más dinero.
Miré como comenzaba a alejarse, ni siquiera había tenido la dicha de preguntarme como me sentía viviendo con unos desconocidos. Pero a quién quería engañar, a mi padre jamas le he importado.
Di una mirada a mis alrededores, no sabía por dónde podía regresar.
Unos minutos después me di cuenta que estaba cerca del panteón, sería una buena idea visitar a mi mamá, con ella si podría pasar el día, ella no podía negarse aunque quisiera.
Comencé a caminar por las grandes y largas calles de la ciudad, hacía un poco de frío, pero lo bueno que había traído un suéter.
A lo largo que caminaba, comencé a sentirme intimidada, como si alguien me estuviera siguiendo. Pero por más que giraba mi vista hacia atrás, no lograba ver absolutamente a nadie, pero tenía miedo de que fuera una ladron, ya que estas calles estaban demasiado solas y solo los vagos andaban por aquí.
La sensación seguía dentro de mi, así que acelere mi paso y en una esquina me escondí recargándome en la pared, el miedo comenzó a invadirme.
Me sorprendí al ver la persona que ahora estaba segura que me seguía, fruncí el ceño molesta y me acerque a él.
—¿Que estás haciendo aquí? ¿Por que me seguías?— Dije con voz elevada, Leyva solo me miró apenado —Eres un estupido— Lo empujé y seguí caminando.
—Espérame— Dijo mientras me alcanzaba y caminaba a mi paso.
—¿Que es lo que quieres?— Me detuve de vuelta.
—Yo..yo solo quería cuidarte, no me agradó mucho la idea de que salieras sola— Dijo tímidamente.
—Siempre he estado sola Leyva, ¿no crees que ya se cuidarme?— Negó.
—Pero ahora no tienes porque estar sola, recuerda que puedo ser como tu hermano— Sonrió.
—Te dije que no necesitaba una familia, y no necesito que me cuides, así que puedes regresar a tu casa.
—Bien, regresare si me dices quien era el hombre con el que te viste y que fue lo que entregaste.
Mis nervios no tardaron en presenciarse, Leyva podía descubrir que mi padre estaba vivo.
—No pienso responderte— Dije volviendo a caminar, pero como era de esperarse él volvió a caminar a mi lado.
No tuve opción más que guardar silencio, ya no quería perder mi tiempo discutiendo con alguien que era tan difícil y terco. Pero para ser sincera, me sentía mas segura con él acompañándome, era como sí estando él conmigo, nadie pudiera hacerme daño.
Dejé escapar una ligera sonrisa, mis pensamientos se volvían cada vez más extraños.
—¿Oye..y a dónde vamos?— Preguntó Leyva sacándome de mis pensamientos.
—Al panteón— Señale con mi dedo indice la entrada del panteón que estaba a unos metros, habíamos llegado.
—¿Eso es un panteón?— Frunció el ceño.
—Si, aquí entierran a las personas que no tienen dinero para un panteón de buena calidad, como a los que estas acostumbrado a ir.
—Tu no pierdes ninguna oportunidad para atacarme— Rodó sus ojos y reí levemente —Oye, te hice reir— Dijo emocionado.
—Claro que no— Rápidamente borre mi sonrisa.
Caminamos en el interior del panteón, hoy por ser sábado, había demasiada gente visitando a sus familiares. Miré a las demás personas, todas llevaban flores para sus seres queridos. Quizá debí haber tomado un poco dinero para comprarle una flores a mi mamá.
—¿Quieres comprar unas flores?— Miré a Leyva sorprendida, era como si hubiese leído mis pensamientos.
—Me encantaría, pero..no tengo dinero— Dije apenada.
—Ven— Comenzó a acercarse a un puesto de flores y lo seguí.
—Buenas tardes, ¿en que los podemos ayudar?— Dijo amablemente el señor del puesto al que habíamos llegado.
—Queremos unas flores— Respondió Leyva.
—Por supuesto, ¿algunas en especial?
Leyva me miró y mi vista se enfoco en unas hermosas flores amarillas, eran las favoritas de mi madre.
—Creo que llevaremos las amarillas— Leyva sacó su billetera y le entrego el dinero al señor después de que este me entregara las flores.
Ahora mi estado de animo había cambiado, me sentía realmente contenta de poder llevarle flores a mi mamá, y mejor aun, flores amarillas, aquellas que ella tanto amaba.
••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
ESTÁS LEYENDO
La Venganza | Freddy Leyva |
FanfictionUna Venganza contra la familia Leyva que deberá ser cumplida sin importar sus consecuencias.