—No puedo creerlo— Mi padre se puso de pie y comenzó a aventar y golpear cualquier cosa que veía.Y entendía perfectamente su comportamiento, aún no se recuperaba por completo de la perdida de mi madre, y ahora enterarse que tenía un amante desde hace años, era un golpe muy duro.
Pensé que él necesitaría estar solo, y ya sabía cómo terminaría esto, se emborracharía hasta más no poder.
Salí de casa, necesitaba ir a casa de mi amigo André, el único que me podría hacer sentir bien en estos momentos.
Caminé por las calles del vecindario en el que vivía, agradecía que la casa de mi fiel amigo no estuviera tan lejos y en menos de lo que pensé, ya estaba frente a su puerta.
Toqué un par de veces pero no me abrió nadie, tendría que entrar a mi manera.
Me escabullí por el patio trasero, la tercera ventana era la de su habitación. Me di cuenta el porque no me había abierto, tenía música a todo volumen. Coloqué mis manos sobre el cristal y lo empuje hacía arriba, arrojé mi bolso dentro de la habitación y después entré como toda una criminal.
—Que sorpresa nena— Me sonrió y apagó la música.
—Eres un estupido André, odio cuando no me abres la puerta— Me quejé tomando asiento en la orilla de su cama.
—Lo siento, mis padres no están asi que aproveche para poner algo de buena música.
—Un día de estos te quedaras sordo— Dije con tono divertido.
—Oh créeme que es lo que más quisiera, así ya no tendría que escuchar las discusiones de mis padres— Hice una mueca.
—¿Las cosas siguen mal?— Pregunté.
—Cada día van peor— Se quejó.
Me acerque a él para abrazarlo, si no nos dábamos apoyo entre nosotros ¿quien no lo daría?
Había conocido a André hace dos años en el parque del vecindario. Casualmente nos encontramos y comenzamos a hablar, teníamos muchas cosas en común. Desde ese día, André y yo nos hemos apoyado en todo y nos queríamos demasiado.
—¿Y que te trajo por aquí saltamontes?— Lo miré mal, odiaba que me dijera sobrenombres que tenían que ver con animales.
—¿Tienes un cigarrillo?
—Ya sabes dónde están— Sonreí.
Abrí el cajón de su mueble y saqué un cigarrillo junto con un encendedor.
—Encontré una carta de mi mamá donde decía el porque se quitó la vida— Le conté a mi amigo mientras encendía aquel cigarrillo que había tomado.
—¿Puedo saber la razón?— Preguntó tímidamente.
—Tenia un amante, era un hombre millonario, de esos que solo utilizaban a la gente sin dinero para aprovecharse y llenarlas de falsas ilusiones— Dejé salir el humo de mi boca, era la sensación más relajante.
—Por eso odio a esas personas, piensan que por tener dinero tienen el mundo a sus pies.
Me recosté aun lado de mi amigo, él me rodeó con sus brazos, y asi en esa cómoda posición, caí en un profundo sueño.
No tenia idea de cuanto tiempo habia pasado, pero mi subconciente ya estaba despierta, solo era cuestion de que abriera mis ojos.
André seguia dormido a mi lado, así que me levante cuidadosamente de la cama para no despertarlo.
Miré por la ventana, estaba por anochecer, era hora de regresar a mi casa.
Tomé mi bolso del suelo y robe un cigarrillo de André, estoy segura que no se dara cuenta.
—¿Te vas?— Maldije al escuchar la voz de mi amigo.
—Creo que era más que obvio— Meti de vuelta el pie que habia sacado por la ventana.
—Mis padres llegan hasta tarde, puedes salir por la puerta como una persona normal— Sonrio maliciosamente.
—Ya lo sabia— Me justifique caminando hacia la puerta.
—¿Quieres que te acompañe?
—Gracias pero prefiero irme sola— Sonreí de lado.
—Bien, pero ten cuidado.
—Te quiero— Dije para despues salir de su habitacion.
Comencé mi camino de regreso a casa. Sentia el fuerte viento chocar con mi cuerpo, y a pesar de que hacia un tremendo frio, no me moleste en darme prisa para llegar a mi casa, incluso tomaba el camino más largo, mientras más tarde llegara, sería mejor.
Las calles estaban solas como siempre, en estos rumbos era muy rara la vez que veias a alguien caminando. André y yo eramos los unicos que teniamos el valor de salir de nuestra casa, creo que tener como amigos a los delincuentes del barrio era una ventaja.
Solté un pesado suspiro cuando ya me encontraba frente a mi casa. Tomé la perilla y abri la puerta, todo estaba en completo silencio.
—¿Papá?— Entré a la cocina, pero él no estaba ahí.
Comencé a recorrer toda la casa, pero él no estaba por ningun lado.
Entonces me detuve frente a la habitación de trabajo de mi madre, me adentré a ese obscuro lugar y efectivamente ahí estaba mi padre de espaldas a mi viendo las fotos que estaban colgadas en la pared.
—¿Papá? ¿Que haces aquí?— Pregunté, y despues de unos minutos me contestó.
—Solo pensaba.
—¿En que?
—En lo que vamos a hacer— Se giró hacia mi y me sorprendí al ver lo que llevaba entre sus manos.
—Pa..papá ¿Pero..pero que haces con eso?— Pregunté asustada.
—Vamos no te pongas asi, como si nunca hubieses visto un arma antes.
—¿Que piensas hacer con eso?
—Yo nada, la que la usara seras tú— Lo miré desconcertada.
—¿Qué?
—Escucha, tengo un plan.
—¿Cual plan?— Pregunté dudosa.
—Toma asiento— lo obedecí y después me cruce de brazos —Estuve investigando a ese tal Edward Leyva, podria decirse que ahora ya se todo sobre él.
—¿Y eso que?— Frunci el ceño.
—Escuchame bien ____, la muerte de tu madre no se puede quedar en vano, asi que tenemos que hacer algo, tenemos que vengarnos de lo que ese hombre le hizo a tu madre.
—¿Vengarnos en que manera?
—Bien, no lo podemos matar a él porque de esa manera él no sufriría, así que nos enfocaremos en su hijo, su unico y querido hijo, Alfredo Leyva.
—¿Y que debo hacer yo?
—Matarlo— Me estiró aquella arma que llevaba entre sus manos, la tomé con algo de miedo y después regresé mi vista a él.
—¿Estás hablando en serio?— Tragué saliva.
—Si, está sera nuestra venganza.
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La Venganza | Freddy Leyva |
FanfictionUna Venganza contra la familia Leyva que deberá ser cumplida sin importar sus consecuencias.