Capítulo 8 •Dinero•

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Pasaba un trapo limpió una y otra vez por los muebles de la habitación de Leyva, para mi mala suerte hoy me había tocado limpiar su habitación. La ventaja era que él no estaba aquí, asi que no tenía a nadie quién me molestara y podía sentirme en paz.

Todas las cosas que estaban en la habitación se veían demasiado valiosas. Y me preguntaba cual era el afán de gastar miles de pesos en cosas innecesarias. A veces me preguntaba cómo hubiera sido mi vida si tuviéramos dinero, ¿sería feliz? Supongo que si, aunque digan que el dinero no compra la felicidad, tal vez la mía si la compraría. Pero me había tocado vivir una vida diferente, totalmente diferente.

—_____— Miré a Lucy que se encontraba en el marco de la puerta.

—¿Que pasó?— Me incorpore.

—Necesito tu ayuda en la cocina, el primo y la novia de Freddy están aquí.

—Enseguida voy— Contesté y Lucy desapareció.

Así que Leyva tenía novia, me pregunto que estupida chica habría podido enamorarse de él.

Recogí los trapos que había utilizado para llevarlos al cuarto donde estaban los artefactos de limpieza. Después bajé las escaleras para encontrarme con Lucy en la cocina.

—¿Puedes llevar esa charola con bebidas? Los chicos se encuentran en la sala— Me pidió Lucy.

Tomé aquella charola que estaba sobre la mesa de la cocina y caminé hacía la sala, donde podía escuchar algunas voces. Con un poco de vergüenza me acerque completamente a ellos para dejar las bebidas sobre la mesa.

—Wow Freddy, ¿y a esta de donde la sacaron?— Escuché decir a la chica que se encontraba allí.

—Briana— Dijo Freddy entre dientes.

Tomé devuelta la charola ya vacía y me apresure a alejarme pero Leyva me había llamado, así que de mala gana regrese hacía donde estaban.

—¿Que necesitas?— Pregunté.

—Quiero presentarte a mi primo— Miré al chico que estaba sentado a un costado —Él es Alan.

—¿Es todo?

—Vaya que modales de esta sirvienta, no se como tus papás pudieron contratar a alguien con esa actitud y apariencia tan..masculina— La novia de Freddy me miró con disgusto de pies a cabeza.

Me sentía demasiado molesta y ganas de golpearla no me faltaban, pero no quería problemas y correr con el riesgo de ser despedida. Así que solo me di la vuelta furiosa y regrese a al cocina.

—¡_____! ¡_____ espera!— Leyva me tomó del antebrazo.

—Suéltame.

—Perdona la actitud de Briana, suele ser así a veces— Se excuso.

—Solo dile a tu estupida novia que a la próxima no dudare en romperle la cara— Freddy frunció el ceño.

—¿Novia? Briana no es mi novia— Al escuchar eso, de una manera me sentí un poco más calmada.

—Lucy me dijo que tu novia y tu primo estaban aquí— Dije confundida.

—Y asi es, solo que mi novia está en el baño, Briana es una amiga, un poco molesta como podrás haberte dado cuenta.

—Cariño— Miré sobre el hombro de Freddy, una chica diferente estaba detrás de él.

—Mi amor— Se formo una sonrisa en el rostro de Leyva, la chica se acercó a nosotros y él la tomo de la cintura —Ella es Helen, mi preciosa novia.

—Tu debes ser _____ ¿cierto?— Asentí aun viendo cada una de sus facciones, era una chica muy linda y totalmente diferente a mí —Es un gusto conocerte— Dijo sonriente.

Asentí levemente y me di la vuelta. Esa chica había acabado con la poca autoestima que aún me quedaba.

Me encargué de lavar todos los trates que se habían ensuciado el día de hoy y también de los demás deberes para evitar salir de la cocina y encontrarme con esas molestas personas que había traído Leyva.

Estaban por ser las nueve de la noche cuando había terminado con todo. Subí las escaleras agotada, quería dormir.

Miré a Leyva salir de su habitación con una toalla amarrada en su cintura, rápidamente cubrí mis ojos.

—Vamos, no es para tanto— Dijo Leyva riendo.

—Eres un cualquiera, como puedes salir así— Reclamé.

—No eres nadie para decirme que hacer en mi propia casa— Quité mi mano de mi rostro y le di un fuerte golpe en su marcado abdomen, él no tardo en quejarse del dolor —¿Dónde aprendiste a golpear así?— Preguntó tratando de recuperar el aire.

—Aprende como tratarme si no quieres que para la próxima te deje sin hijos.

Entré a mi habitación y cerré de un portazo, me había molestado demasiado su comentario. Sabía que era su casa, y yo no era nadie aquí, pero no tenia el porque restregármelo en la cara.

Estaba cansada de Leyva, y solo contaba los días para acabar con todo esto y poder volver a mi verdadero hogar.

Saque mi celular de uno de mis cajones y teclee el numero de mi amigo André, quería hablar con él. Después de tres pitidos escuché su alegre voz y una sonrisa se formo en mi rostro.

—Hasta que te acuerdas de mi saltamontes— Reí, era bueno escuchar su voz.

—Solo han pasado tres días.

—Lo sé, pero..te extraño, ¿cuando podré verte?— Me recosté en mi cama y dejé escapar un suspiro.

—No se cuando pueda salir de esta casa— Me quejé.

—Esperemos que sea pronto— Lo escuché decir.

Estaba por decir algo, cuando fui interrumpida por el señor Edward, quien acaba de entrar a mi habitación.

—Te llamo mañana— Le dije a André para después colgar y mirar al señor Edward.

—¿Con quien hablabas?— Preguntó curioso.

—No tengo porque decirle— Me cruce de brazos, él solo rodó sus ojos y me estiró un sobre —¿Que es eso?— Pregunté extrañada.

—Dinero, es tu paga de estos dos días, supuse que lo necesitarías— Lo tomé de inmediato —Pero quiero aclarar que te pagaré cada semana, hoy solo fue una excepción.

Asentí mientras abría el sobre y miraba los billetes que se encontraban dentro. Era más de lo que imaginaba y eso que solo había sido por dos días.

—¿No piensas decirme nada?— Preguntó y sabía a que se refería.

—Claro, ya puede retirarse de mi habitación— Sonreí hipócritamente, él negó unas cuantas veces y salió de mi habitación.

Volví a observar el dinero que tenía entre mis manos, me preguntaba que cosas podría comprar, quizá unos nuevos tenis, o unos jeans. Pero entonces recordé las palabras de mi padre "Recuerda que debes llamarme cada que tengas dinero en tus manos" entonces mis ilusiones se habían venido abajo, todo este dinero tendría que ser para él, no quería hacerlo enojar.

—Quizá para la próxima pueda conservarte— Le dije a un billete para después meterlo de regreso con los demás al sobre.

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La Venganza | Freddy Leyva |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora