Capítulo 25 •¿Que Hice?•

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—____— Levanté mi vista al escuchar la voz de la señora Raquel.

—¿Se le ofrece algo?— Dejé de acomodar los platos y me incorporé quedando frente a ella.

—Solo quería preguntarte si sabías a donde fue mi hijo— Mordí mi labio inferior indicando que estaba nerviosa.

—No..no tengo idea— Mentí.

—¿Segura?— Asentí —Bien, me harías el favor de esperar a que llegue, creo que no llevo sus llaves.

—Si, no se preocupe, yo lo espero— Sonreí de lado.

—Gracias, y buenas noches— Se retiró de la cocina.

Puse una mano en mi frente, estaba frustrada desde que Leyva había salido de la casa muy molesto sin decir a donde iba, lo peor es que fue por mi culpa. 

Se había molestado tanto por las cosas a medias que le había dicho, él exigía una buena razón, pero yo no la tenía.

Ya comenzaba a sentir la preocupación apoderarse de mí, pero solo esperaba que Leyva estuviera bien.

Terminé mis deberes aproximadamente a las once de la noche, estaba cansada ya de tanto trabajo, pero tenía que trabajar horas extras para poder darle a mi papá el dinero que me exigía para que no me volviera a lastimar como la última vez.

Cuando estaba a punto de tomar asiento en la sala para esperar a Leyva, escuché sonar el timbre. Me acerqué hacia una de las ventanas para observar el exterior y pude ver a Leyva acompañado de su primo, lo cual agradecí ya que no quería desvelarme.

Abrí la puerta de la casa y me sorprendí al ver a Leyva ahogado en alcohol y sosteniéndose del cuello de su primo.

—¿Pe..pero que es esto?

—Se le pasaron las copas— Me dijo Alan, el cual parecía estar sobrio.

—Si ya me di cuenta de eso— Dije irónica.

—Ten hazte cargo, ya tuve suficiente con aguantarlo en el camino— Quito el brazo de Leyva de su cuello.

—Yo puedo solo— Se digno a decir Leyva y entró a la casa.

—Bien yo me voy, mañana que este mejor dile que se comporto como un estupido en el bar.

Cerré la puerta y después me giré para ver a Leyva, estaba recargado en la pared.

—Por dios apestas a alcohol— Dije tapando mi nariz cuando me acerqué a él.

—Mentiras— Dijo balanceándose mientras intentaba caminar.

—Mírate, no puedes ni caminar— Lo tome del brazo —Te llevaré a tu habitación.

—¿Qué? No a mi habitación no— Se soltó de mi agarre.

—¿Entonces a dónde quieres ir?— Pregunté.

—A la tuya— Reí ante su comentario, ademas era muy graciosa la forma en la que hablaba.

Lo volví a tomar del brazo y aunque se quejará lo encaminé hacía su habitación.

Fue una gran batalla poder subir las escaleras, pero lo habíamos logrado. Lo senté en su cama y busqué en uno de los cajones de la habitación un pans y una camisa para que se la pusiera y durmiera cómodo.

—Ten, cámbiate— Tomó el conjunto de ropa pero lo arrojó al piso.

—Dormiré desnudo— Solté una carcajada —Y contigo— Mi sonrisa se borro.

—Lo estupido no se te quita ni borracho— Dije enojada.

Leyva se puso de pie y comenzó a acercarse a mí, caminé en reversa hasta que choqué con la pared, entonces comencé a sentirme nerviosa al tenerlo tan cerca.

La Venganza | Freddy Leyva |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora