Epílogo

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—______, Freddy ya está aquí— Informo la señorita Collins.

—¿Freddy?— Frunció el ceño.

—Si, Freddy— Una sonrisa enorme se dibujó en su rostro.

—Adiós Dustin, te veo mañana— Dijo rápidamente para después caminar entusiasmada en dirección opuesta de donde estaba su amigo.

—Que tengas un lindo día, creo que lo disfrutaras mucho.

—Gracias señorita Collins.

______ salió del lugar y al ver a Freddy recargado en su auto corrió hacía él.

—¡Papá!— Se lanzó a sus brazos.

—Hola princesa— La elevó en el aire.

»Narra Freddy:

—¿Cuando llegaste?— Preguntó separándose de mi.

—Esta mañana, así que quise venir por ti y sorprenderte.

—Y si que lo hiciste, pensé que la maestra se había equivocado cuando dijo tu nombre— Reí —¿Iremos por mamá al trabajo?

—En realidad..quisiera llevarte a un lugar— Me miró ansiosa.

—Bien, vayamos a ese lugar, pero después tendrás que comprarme una pizza— Subió al auto y yo hice lo mismo.

—Lo que tu quieras mi amor— Encendí el auto y lo arranque.

—Oye papá ¿a que edad dijiste que podía tener novio?— Me atragante con mi saliva.

—¿Por qué tu pregunta?

—Es que..me gusta un niño de mi salón— Dijo sin dejar de escribir en su "diario"

—¡¿Que?!— Exclamé.

—Que me gusta un niño de mi salón— Repitió.

—No..por favor dime que estás bromeando— Suplique.

—Papá— Comenzó a reir —Ya estoy grande, ya me gustan los niños, y pronto comenzare a usar maquillaje.

—¡Tienes once años!

—Mis amigas ya tienen novio— Dijo levantando sus hombros.

—Bien por ellas, pero tú no puedes hasta los veinte.

—¡Papá! ¡Falta mucho!

—Se pasara rápido el tiempo, no te preocupes— Rodó sus ojos.

—No es justo— Se cruzó de brazos.

Trate de cambiar de tema por el resto del caminó preguntándole como habían estado sus días en la escuela o con Helen, ya que yo acababa de regresar de un viaje que me llevo tres semanas fuera de la ciudad.

Unos minutos después estacione el auto cuando habíamos llegado al lugar que quería.

—¿Quien vive aquí?— Preguntó viendo por la ventana la enorme casa.

—Yo— Frunció el ceño mirándome —En esta casa crecí— Explique.

—¿Y ahora quién vive ahí?

—Baja del auto— Dije ignorando completamente su pregunta.

Mi hija y yo bajamos del auto y busque la llave del portón en mi bolsillo del pantalón para abrirlo y poder entrar a esta casa que ya llevaba varios años abandonada.

—¡¿Eso es un lago?!— Fue lo primero que dijo cuando entramos y soltó mi mano para correr hacía este.

—¡No! ¡Ven aquí!— Grité desesperado, ya que esas horribles imágenes habían aparecido en mi mente —¡Hija no!— La tomé del brazo una vez que la alcance.

La Venganza | Freddy Leyva |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora