PARTE 2

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Él estaba luchando por obtener una beca en uno de los mejores colegios de la ciudad.
Siguió hasta la gran pared de color azul que llevaba la lista de los quince admitidos, quince de entre ciento cincuenta que se presentaron.

Con su dedo índice recorría la hoja, ya estaba en el número catorce y su nombre no aparecía hasta que en la posición quince apareció Christopher Casillas, entonces una amplia sonrisa se apoderó de su rostro.

Chris: Sí! Sí! - Gritó eufórico y lo primero que hizo fue dirigirse a casa a darle la gran noticia a su madre, quien sería la persona más feliz del mundo al enterarse.

En la media hora de trayecto en el transporte público pensaba en ese gran logro y la oportunidad que había llegado a su vida. Se imaginaba decenas de escenarios de un futuro esperanzador con la gran educación que iba a recibir.

Christopher: Mamá, mamá - Fue lo primero que mencionó cuando tan pronto cruzó la puerta

La madre de él llevaba un rosario en las manos pidiéndole a todos los santos que su hijo aprobara el examen.

Alexandra: Hola hijo, ¿ Cómo te fue? -preguntó algo temerosa de que su hijo le diera una mala noticia.

Él mostró su mejor sonrisa de oreja a oreja y la abrazó.

Christopher: Aprobé mamá, gané la beca para ingresar al colegio, es muy bueno y si logro salir con altas calificaciones ganaré una beca para estudiar medicina en la universidad. Este colegio es muy prestigioso estoy feliz- Le llenó de besos el rostro.

La pequeña de la casa apareció al escuchar el bullicio.

Victoria: ¡uy uy! A qué se debe la felicidad que no me comparten.

Christopher: Claro enana, - Se  acercó y con la felicidad que sentía en ese momento le comentó lo de la beca.

Victoria:  Felicitaciones hermanito, yo sabía que lo consegurías, te quiero mucho.

Christopher: sí enana, estoy muy feliz, mañana mismo empiezo.

Una vez comentada la gran noticia a sus seres queridos se fue a su habitación a preparar lo necesario para su primer día de clases.

********

Dulce se encontraba afuera de la mansión esperando a su hermana. Se sentía demasiado triste, sola y con una gran frustración. Por más que intentó no llorar fue imposible, las palabras de su padre taladraban una y otra vez su cabeza y corazón. Ella no podía ser como él quería, las personas no valían solo el dinero o el estrato social. No quería disculparse con Mateo, pero no le quedaba otro remedio o tendría muchos problemas con su padre.

Miró hacía arriba e intentó limpiarse las lágrimas al ver que su hermana se acercaba. No le gustaba que la vieran llorar y mucho menos su familia, en los que nunca encontraba consuelo sino malos tratos. Sin embargo, fue imposible, en sus ojos, nariz y mejillas se evidenciaba que había llorado.

Luciana: ¿Por qué lloras si te lo mereces? -la miró con un gesto de fastidio. -eso te pasa por portarte mal con Mateo y llevarle la contra a papá y...

Dulce: Ay ya. No estoy para soportarte también a ti.- interrumpió a su hermana y fue a subirse al carro.

Francisco, el chófer las llevó al colegio. Luciana estuvo todo el camino respondiendo mensajes en su celular y Dulce estuvo mirando por la ventana, ese era uno de sus hobbies favoritos, mientras lo hacía sentía tranquilidad y paz que en el fondo deseaba no llegar a su destino.

Tan pronto llegaron al colegio, cada una siguió caminos separados. Dulce buscaba ansiosa a sus amigas, pero se encontró con la última persona que deseaba ver. Allí en la entrada se encontraba Mateo con una gran sonrisa, quien al verla de inmediato se acercó.

Mateo: Hola preciosa ¿Cómo estás? -le dió un beso en la mejilla y esperó que ella respondiera su pregunta.q

Dulce: Bien, y ¿ Tú?- Respondió muy seca para el gusto de su padre.

Mateo: Me alegro mucho - pensó un momento antes de hablar, pero al fin soltó lo que quería decirle tan pronto la viera- sé que ayer me comporté como un idiota y no debí tratarte así, pero es que ese mesero me sacó de mis casillas, ¿me puedes perdonar?

Ella se quedó en silencio un momento y aunque sí perdonaba sinceramente a Mateo, no podía decirle lo que en verdad anhelaba y era que tratara de no acercarse a ella porque no le agradaba su compañía en absoluto. Lo conocía y sabía que él no iba a cambiar.
Suspiró antes de hablar y al final soltó lo que era su misión ese día

Dulce: Tranquilo Mateo, te perdono -mostró una sonrisa sin muchas ganas para parecer amable- igual yo también me quería disculpar contigo, no debí golpearte ni dejarte solo.

Mateo: Tranquila preciosa yo no tengo nada que perdonarte. -sonrió y tocó la mejilla de Dulce que de inmediato se tornó un poco seria y le apartó la mano.

Dulce: Otra cosa Mateo, por favor no metas a nuestros padres en esto.

Mateo: Lo siento es que mi padre y yo tenemos muy buena relación y le cuento todo, pero te prometo que no volvera a suceder.

Dulce: Está bien, confiaré en ti.

En ese momento sintió que alguien le tapaba los ojos y escuchó esa voz chillona e inconfundible que alegraba sus días - ¿adivina quién soy?- mencionó la rubia entre risas.

Dulce: A ver déjame pensarlo, mm este..esta muy dificíl..¿Quién será?

Anahí: ¡Honey! soy yo!..jajajja- dió un salgo y se puso frente a su amiga con una sonrisa enorme.

De inmediato a Dulce se le olvidó el mal rato y al fin pudo sonreír de verdad y con ganas.

Dulce: jajaja, claro que lo sabía, esa voz tuya es inconfundible.

Anahí se quedó mirando de arriba a abajo a Mateo, no le hacia mucha gracia que él estuviera allí con ellas.

Anahí: Hola querido.

Mateo: Hola Anahí.- La saludó no muy a gusto. Se sentía la tensión entre ellos, pues llevarse bien no era su pasatiempo favorito.

La rubia tomó a su amiga del brazo y luego sonriente miró s Mateo.

Anahí: Lo siento amiguito, pero a esta chica me la robo yo. Dul,vamos nos están esperando los chicos.

Dulce: Adiós Mateo, nos vemos luego.

Dulce aprovechó el momento y se fue con su amiga en búsqueda de los chicos, con quién de verdad podía compartir buenos momentos y ser feliz. En el camino, la rubia estaba eufórica por contarle todo lo que había hecho en vacaciones.

Anahí: Ay Amiga, tengo tantas cosas que contarte- Hablaba emocionada-  No sabes todo lo que hice estos días, tu también no te hagas la tonta ahora me cuentas cómo lo pasaste y por cierto que hacías con el pesado de Mateo?

Dulce: Yo no tengo muchas cosas que contar y lo de Mateo después te explico, pero sí me encantaría escuchar sobre tus aventuras y nuevos romances porque los hay ¿Verdad?

Anahí: oh, pero claro que los hay -le guiñó el ojo con una sonrisa pícara y continuaron caminando por los pasillos del colegio.

Quédate © (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora