PARTE 3

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Anahí y Dulce se acercaron a los chicos quiénes enseguida se lanzan a abrazarlas. Ellos eran Maite, Alfonso y Cristian.

Hablaron un rato de todo lo que sucedió en las vacaciones, luego escucharon el sonido del timbre y se dirigieron a clases.

El maestro de literatura les recalcó el mismo discurso de todos los años sobre sus compromisos y deberes.

Las clases transcurrieron normal, los chicos se despidieron.
El hermano de Dul, Ernesto las recogió en su auto a Luciana y a ella para marcharse a su casa, en todo el transcurso casi no hablaron, su relación de hermanos no era muy  buena y eso le apenaba mucho ya que eran su familia.

Su hermana Luciana siempre estaba concentrda en su celular y las redes sociales, para ella ser la popular era lo más importante y su hermano Ernesto concentrado en las fiestas y chicas. Ella tan diferente a ellos. En lo único que se parecían era en su físico.

Cuando llegaron a casa Dulce se  encerró en su habitación durante toda la tarde, aún estaba enojada por lo de la mañana y por eso no quería encontrarse a su padre, por lo menos no ahora. Se recostó en la cama mirando hacia el techo fundiéndose en sus pensamientos hasta que se quedó dormida.

Unos golpes en su puerta hicieron que se despertara.

Ana: Niña Dulce puedo pasar? - Sabía que si alguien se preocuparía por ella era su nana. Se levantó de la cama.

Dulce: Un momento nana ya te abro.

Ana: Dulce vamos a servir la cena, baja al comedor.

Dulce: Nana no quiero comer, no tengo hambre.

Ana: pero mi niña tienes que alimentarte, no has comido nada, desde que llegaste de la escuela te encerraste y no has salido de aquí, me preocupas, te vas a enfermar.

Dulce: No quiero verlos, ellos no me quieren, la única que me quiere en esta casa eres tú, así que no pienso arruinarles la cena ni estorbarles.

Ana: No digas eso, ellos te quieren solo que a su manera, no estes triste. Vamos, sí?, hazlo por mí.

Dulce: Ay nana

Ana: Hazlo por mí, no quiero que te enfermes.

Dulce: Está bien, solo lo hago por ti porque te quiero mucho.

Ana: Yo también te quiero muchisísimo.

Bajaron juntas al comedor donde estaba toda la familia preparada para la cena.

Dulce: Buenas noches -dijo y respondieron a su saludo.

Estaban hablando animadamente
Sobre una fiesta que organizaba su hermana para el cumpleaños de la mejor amiga Lola.

Luciana: Ya compramos la decoración, el pastel y todo lo que necesitamos, será una fiesta increíbleny quería preguntarles si me darían permiso de hacerla acá en el jardín de la casa y si podríamos usar la piscina, serán unas cincuenta personas,¿ Qué dicen?

Ricardo: Claro que sí nena, pero que sean cincuenta y no hagan mucho escándalo, por favor.

Luciana se levantó de su silla feliz y llenó de besos y abrazos a su papá.

Luciana: Gracias papi.

Dulce se dedicó a observar y escuchar mientras jugaba con la comida. En el fondo sentía bastante inconformidad con la marcada diferencia del trato de su padre para ella y sus hermanos.

Alma: Hijos ¿cómo les fue hoy? ¿Qué tal la escuela niñas? - preguntó entusiasmada para avivar la cena, mientras tomaba un poco de ensalada de su plato.

Luciana: Increíble, todos me miraban, claro es que soy tan popular. No sabes...

Luego Dulce sintió la mirada de su madre sobre ella, esperando una respuesta. No encontró más remedio que responder.

Dulce: Muy bien, - Respondió sin más detalles.

Ernesto: A mí de maravilla, vi a mi hermosa Carla y muchas chicas más.

La cena continuó en silencio, cada uno concentrado en su plato y cuando ya estaban por levantarse la voz de Ricardo retumbó en el lugar.

Ricardo: Dulce ¿cómo te fue con Mateo, hiciste lo que te dije?

Dulce: Sí señor, le ofrecí disculpas y aceptó.

Ricardo: Muy bien, viste que no era tan difícil.

Dulce: Sí -mencionó entre dientes- ¿Me puedo retirar a mi habitación?

Ricardo: Haz lo que quieras.

Al escuchar la respuesta, le dio las buenas noches a todos y se retiró a su cuarto.

******

Estaban todos reunidos cenando.

Alexandra: Acuestense temprano para que mañana tengan toda la batería y les vaya muy bien en el colegio.

Los muchachos asintieron, cuando termiaron de cenar, recogieron la mesa y se fueron a dormir.

*****

A la mañana siguiente el despertador de Dulce sonó...

-Biip, biip, biip!!!!,

Dulce: Ash- Gruñó tapándome los oídos, otra vez ese maldito sonido, no lo soportaba.

Otra vez lo mismo, se colocó el uniforme para luego marcharse al colegio.

Quédate © (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora