Capítulo 22.

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Durante el camino a casa, estuve en silencio y Michael tampoco dijo nada con respecto a lo que le había sucedido a nuestros compañeros, y que uno de ellos, fue encontrado muerto. Aún seguía abrumándome mientras pensaba en las diferentes maneras en la que Sofía Rickson había sido asesinada. La había visto un par de veces en la cafetería y en clase de laboratorio, pero nunca tuve una conversación con ella a profundidad. Sólo sabía que era hermosa, popular y que media universidad estaba detrás de ella.

Luego de ducharme, ver un poco de televisión y avanzar al proyecto de Bioquímica, fui a la cocina a prepararme algo para comer. Sentada en el sofá y con mi sándwich de doble porción, escuché la puerta de la habitación de mi hermano.

Miré sobre mi hombro y puse el sándwich en el plato, dejándolo en la mesita de centro.

—¿A dónde vas? —sabía la respuesta con tan sólo ver que vestía una camisa negra y pantalones oscuros, pero esperé su respuesta.

—Acompañaré a Karol a una conmemoración que le harán a Sofía en su casa, era su amiga —explicó, terminando de abrochar lo botones que se encontraban en las muñecas de la camisa.

—Es una pena —me limité a decir.

—¿No quieres ir? —preguntó con cautela.

Sería demasiado hipócrita de mi parte ir a darle el pésame a su familia cuando ni siquiera la conocía. Me sentía mal por su pérdida pero no al punto de ir a aparentar que éramos cercanas. Así que me negué.  

—No sé en cuánto tiempo estaré de vuelta, será mejor que no me esperes. No creo llegar después de la cena, Karol ha estado muy desanimada y voy a estar con ella hasta que se tranquilice —concluyó, luego de depositar un beso en mi frente.

Asentí y le pedí que dijera que mandaba mis condolencias. Me levanté del sofá y me fui a mi habitación. Eran las cinco de la tarde y no encontraba algo con qué distraerme en las próximas horas. Sin mucho ánimo, me recosté en la cama y me puse los auriculares mientras platicaba con Valentina por teléfono. Conversamos sobre el tema de hoy. El noticiero había informado que, según las palabras de los forenses, las causas de la muerte de Sofía eran confidenciales. Eso me pareció aún más extraño.

Luego de unos minutos, me despedí de Valentina por teléfono y me dispuse a leer un libro. Cuando iba a tomarlo de la cómoda, fruncí el ceño al ver una nota a un lado de la lámpara. La tomé y leí su contenido:

«Necesito hablar contigo, encuéntrame en RedHouse. La dirección está más abajo. Es urgente que vengas.

                                                                                               Agustín.»

Confundida, guardé la nota dentro de mis jeans. No conocía la letra de Agustín, pero eso no importaba en este momento ¿Sobre qué tenía que hablarme? Lo de mi embrujo todavía estaba incompleto pero ¿Encontrarme con él en ese lugar que jamás había mencionado? Lo que me pareció más raro, fue que me escribiera una nota. Por un instante, pensé que se trataría de alguna trampa, pero solamente él y Ruggero podían entrar a mi habitación, así que me incliné por confiar en su urgencia.

Sin perder más tiempo, y con la intriga bombeando en mis pensamientos, conseguí un taxi. A los pocos minutos, llegamos a la dirección que había proporcionado. Saqué un par de billetes y le pagué al conductor.

Una vez que se marchó, hice mi camino hacia la enorme casa que abordaba toda la cuadra de la calle. Localicé una placa a lado de una ancha puerta de madera que decía: RedHouse. Golpeé la puerta con los nudillos, y esperé. Miré sobre mi hombro pero las casas del enfrente estaban silenciosa y se podría decir que deshabitadas.

atracción mortal; aguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora