Capítulo 25.

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Desperté sudorosa y con el pulso cardiaco acelerado. Me incorporé y reconocí el lugar de inmediato. Me encontraba en la enfermería de la universidad, encima de una camilla estática e incómoda. Agustín estaba sentado en una de las sillas reclinables que se encontraban frente a mí.

Me miró y se levantó, posicionándose a mi lado.

—¿Cómo te sientes?

—Bien —murmuré, pasando saliva.

Los fragmentos de la conversación que tuve con Jorge fueron apareciendo en mi mente. Según lo que me había dicho, no fue él quien escribió la nota o quien estaba implicado en mi problema del embrujo, pero aún no seguía creyendo totalmente en sus palabras.

—¿Qué fue lo que pasó cuando estabas inconsciente? —preguntó Agustín, mirándome con intriga.

Tomando una respiración profunda, le conté sobre mi encuentro con Jorge en mi "sueño". Su expresión se mantuvo neutra y atenta conforme me ponía atención.

Cuando terminé, apareció el médico auxiliar y me dio indicaciones rápidas acerca de mi desmayo junto con algunos medicamentos que me ayudarían con mi jaqueca, pero en el fondo, sabía que los analgésicos no solucionarían mi problema, sólo lo controlaría.

—Tal vez Jorge no haya hecho el hechizo, pero debe estar involucrado —comentó, cuando el médico salió por la puerta.

—Estoy demasiado confundida. ¿Quién me haría esto? —miré a Agustín—. ¿Y, por qué?

—Tiene que haber una razón. Siempre hay una explicación para todo.

La campana que indicaba el final de las clases sonó y bajé de la camilla. Agustín me ayudó, y en eso, la puerta se abrió. Malena y Valentina aparecieron con sus rostros preocupados, invadiéndome de preguntas sobre cómo me sentía.

Agustín me miró por un momento, y sin que me diera tiempo para agradecerle, se fue. Valentina me tendió mi mochila y la cogí. El dolor se había ido y me sentía bien con ello.

—Me asustaste demasiado, Caro —dijo Valentina, dejando salir un suspiro.

—¿Se puede saber por qué te desmayaste? No creo que haya sido por falta de comida porque yo estuve presente cuando devoraste la hamburguesa en el almuerzo —dijo Malena, sonando exigente.

Sonreí y tomé la hoja de papel que el médico había dejado en el escritorio sobre las horas exactas en las que tenía que tomar los medicamentos.

—Es estrés acumulado —mentí, guardando el papel en la mochila.

—Bueno, yo he estado estresada desde que iniciamos la universidad y no me desmayado alguna vez —replicó Valentina.

—Los organismos son diferentes —me limité a decir mientras salíamos de enfermería.

Cuando nos adentramos a los pasillos, vi a Michael trotar hacia mi dirección.

—Allí viene tu Romeo —tosió Malena disimuladamente, dirigiéndose a Valentina quien negó con la cabeza.

Mi hermano ya no ocupaba ese puesto, o al menos eso lo había dejado claro cuando tuvimos esa conversación en clase antes de que me desvaneciera. Estaba interesada en Jorge. Lo que me hacía recordar que Valentina se iría con él a alguna parte en la que tenía que estar enterada.

—Me acaban de avisar que te desmayaste y te llevaron a enfermería, ¿qué pasó? —dijo Mike cuando llegó a nosotras. Me sentí aliviada de que no estuviera enterado que fue Agustín quién me trasladó hasta allí en sus brazos. Su reacción no hubiera sido la misma si lo supiera.

atracción mortal; aguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora