Capítulo 35

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Los días pasaban casi desapercibidos hasta que una carta llegó, era para mí, cosa que nos sorprendió mucho, casi nadie sabía mi paradero a no ser por Carlo, mi tío y Evan. La carta no tenía remitente en el sobre, me daba pavor el tan solo abrirla.

La carta era de Lyrio, me pedía volver inmediatamente a Pódroga, me explicaba en ella, que los esfuerzos y las mejoras en el pueblo eran sólo un escenario que nos había montado Thiel, que las cosas estaban mucho peor detrás de toda esa calma que ahora se respiraba en Pódroga, Thiel ha estado actuando a nuestras espaldas, hay testimonios de hombres que dicen haber sido asaltados pero más que quitarles sus pertenencias, les hacen un hueco en la yugular y sacan en promedio medio litro de sangre de ellos, las cosas estaban tensas y los habitantes de nuevo se sienten nerviosos por mi ausencia, ya me habían tomado confianza por ir a la beneficencia a leerles a los niños y por ir al instituto con el doctor Sebastián. Lo más preocupante es que ella me mandaba la carta desde la Pódroga misma.

Nicholas y yo por más que lo odiáramos, teníamos que obedecer y entender las ordenes que se me dictaban, además que Nicholas aún tenía mucho trabajo que hacer. Así que sin más remedio, empaqué todas mis cosas de nuevo para la mañana siguiente salir en el primer vuelo a Londres.

Después de todo el drama que hemos pasado Nicholas y yo, nos pudimos despedir más fácilmente, sin secretos y sin tanto misterio. Y ahí nos encontrábamos esperando mi abordaje al avión, la voz sonó por las bocinas anunciando que debía ya de entrar al avión. Antes de subir, Nicholas me detuvo y me dio un sobre, dijo que era para mí y que se había colado entre sus papeles, venía de América y tenía muchas estampillas postales, al parecer también pasó por Londres, que lo más seguro es que haya pasado por Pódroga.

En el avión me sentí triste y melancólica por dejar de nuevo a Nicholas, así que para despejarme de todos eso sentimientos negativos, abrí el sobre que contenía la carta, de igual manera sin remitente en el sobre.

Empezaba a decir así:

Alicia, no me hace ningún placer escribirte por esta causa, pero me encuentro en una situación desesperada, me preocupa mucho el estado de Haesen, no logra recordar casi nada, tiene insomnio y cuando duerme tiene pesadillas, he tratado de mencionarle algunos hechos de su pasado pero sólo le ocasiono migrañas, no sé qué hacer o qué decirle, por favor Alicia se muy amable con él, ten cuidado y no le lastimes.

Acepto mi derrota Alicia, pero ambas tenemos algo en común, no herir más a Haesen de lo que ya está, él se encuentra en un estado tan vulnerable, sé que nunca me verá más que como la niña que ha conocido toda su vida, tú sabes muy bien el amor que le tengo a él, y por el respeto que te tengo a ti, te ruego desesperadamente que lo ayudes y cuides de él.

Nunca podré entender el amor, es extraño y tan cambiante. También sé que tu tienes un efecto en él, aprovechate de eso para hacerle recuperar sus recuerdos, pero se cauta con lo que pudieses revelar.

Gracias por leer mi carta, espero que te encuentres bien.

Att: Azuleta Arredondo

No me podía creer lo que estaba leyendo, Azu me ha hablado de Haesen, dijo que ha aceptado su derrota y me pedía que lo cuidase, pero ¿por qué? Ella sabía que Haesen no me recuerda, además que me es imposible cuidarlo desde Pódroga. Mi corazón tuvo un mal y extraño presentimiento.

En el aeropuerto de Londres, sólo me ha dado tiempo de mandar mensajes de texto sin muchas explicaciones, a mi tío más que a nadie. Sam una vez más fue por mí y me dejó sola al bajar mi última maleta del tren. El día estaba horrible, lluviosos, casi se sentían los ligeros cortes de los pequeños copos de nieve que caían junto con las gotas, y el frío húmedo se metía hasta los huesos. Con maletas en mano, inicié a caminar en la estación de tren, no esperaba a nadie y sabía el camino al palacio cristal, así que no tenía porqué quedarme ahí parada.

Eternos: Memorias RotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora