Capítulo 18

382 36 2
                                    

Mientras más nos habríamos paso entre la gente, más me entraban los nervios, solo espero agradarle a tía Agatha. Aún sin conocerla deduje quien era. Haesen bailaba con una señora de tez muy pálida y un antifaz en color gris igual que su vestido y el cabello de canas, con una nariz alargada y respingona, se veía de unos sesenta años, pero miraba como si conociera todos los secretos de la vida y hubiese visto todo lo que un humano debe de ver.

Evan se paró cerca de donde ellos bailaban, al terminar la música, Evan tiró de mi brazo y me jaló hasta la mujer. Haesen se retiró en cuanto vio que Evan estaba ahí, y sus intenciones eran hablar con Tía Agatha.

-Tía Agatha -La llamó y la señora volteó.

-¿Sí, Evan? -Respondió.

-Quiero presentarte a mi prometida, la señorita Alicia Brown.

La mujer me examino descaradamente de pies a cabeza, parecía una mujer muy estricta.

-Un gusto señorita. Agatha Bellco -Se presentó.

-Un gusto señora -Traté de sonreír.

-Que linda chica Evan -Se dirigió directamente a Evan -Tienes cubierta la parte de la belleza y gracia para tus hijos -Le dijo como una observación muy seria. Hablaba en serio.

Un comentario de ese tipo en vez de agradarte te incomoda, yo solo me quedé seria, no podía ofenderme ni darle gracias por lo que acaba de decir.

-No solo me he fijado en eso Tía Agatha -Evan habló a los pocos segundos silenciosos -Alicia es muy inteligente, culta, capaz y prácticamente excelente en todo lo que hace.

Ahora entiendo todo el teatro que Evan quería montar, la señora a pocos minutos y con tan pocas palabras me tiene intimidada.

-No pensarás que es todo lo que se necesita para ser la esposa de un Harford Evan -De nuevo habló cruelmente -Señorita, al comprometerse con el joven Evan, se compromete con los Harford y su prestigio, al ser una Brown espero que entienda a lo que me refiero. Todo lo culta que usted pueda ser y sus años de educación espero que le sirvan para llevar una casa.

Pude sentir como mis cejas se levantaban involuntariamente de sorpresa al escuchar ese comentario.

-Tía, tampoco me caso con Alicia para que sea mi sirvienta o mi marioneta que pueda jugar con ella y hacer lo que quiera con ella -Evan guardaba la calma, pero parecía furioso.

-Evan me sorprende que no captes el sentido de mis palabras -Tía Agatha habló -Tú sabes muy bien lo que quiero decir Evan, solo que por ahora tienes que asimilarlo. El matrimonio entre nobles es mucho más difícil, y para nuestra raza, es llevar el mando de un gran barco en una tormenta. Me alegra mucho que hayas escogido a una Brown para casarte Evan, no podría estar más conforme con eso - Después de un rato la señora curvó muy ligeramente sus delgados labios casi sin carne. Eso de alguna manera me reconfortó y me hizo sentir bien. Me aprobaba, me aprobaba Tía Agatha -Y usted señorita -Se dirigió a mí -Muchas felicidades, tiene en sus manos un diamante en bruto, solo hay que saberlo pulir para encontrar la preciosa joya que esconde dentro.

-Tía, Aly no se siente muy bien, voy a llevarla a descansar un poco, con tu permiso Tía Agatha -Evan quería salir de ahí de inmediato y se lo agradecí.

-Un gusto señorita -Yo solo le sonreí -Ah y Evan, recuerda que los apodos tiernos solo se usan en la intimidad.

-Lo tendré en cuenta -Evan asintió. Me tomó del codo y me guiaba fuera de la fiesta.

Valla señora.

Evan tiraba de mi seguidamente, sin decir nada, aún seguía tirando de mí, incluso cuando nos adentrábamos más a los interiores de su casa, a los pasillos oscuros y más íntimos de la residencia Harford. Como era lógico, Evan conocía muy bien su casa y fue directo y sin escalas hasta su habitación.

Eternos: Memorias RotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora