Capítulo 31

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Realmente soy mala para las despedidas, así que lo hice lo más cortante posible, pero dejando completamente en claro que iba a volver en cuanto antes, de todos me despedí, excepto de Sebastián, que al parecer no tenía ni ganas de bajar a decir un simple adiós o buen viaje Alicia, nada, sólo se encerró desde temprano en su habitación y supongo que no saldrá hasta que se haya asegurado que me fui. 

Volver al aeropuerto significaba volver a usar mi teléfono celular, tener un poco de acceso a Internet, ver mis correos electrónicos y demás mensajes, y así aprovechar en llamar a mi tío.

La mayoría de las personas notaban mi peculiar vestimenta de época, no tenía ropa de civil del siglo XXI, así que ocupé el vestido más moderno y retro que tenía, en la carta de Nicholas, hacía mención en que la ropa que usaba en Pódroga, me serviría para Escocia, así que no tenía caso comprar ropa en el aeropuerto ya que supuse que a la parte de Escocia en donde se encuentra el castillo de Nicholas, es igual al ambiente de Pódroga.

En el avión, creo que di un atracón de comida, hacía ya bastante tiempo que no comía chatarra, azúcar o golosinas saladas, extrañaba mucho el café capuchino y el refresco y como en mi pasaporte venía mi edad, me dieron una lata de cerveza. Comía todo lo que me ofrecían, incluso el pasajero junto a mí, me regaló sus gomitas de dulce y me preguntó si había estado en prisión o a dieta, sólo le dediqué una sonrisa amigable. Era verdad su comentario, mi cara no estaba ni cerca de reluciente y lucía pálida y mi cabello se miraba opaco, caído y sin brillo, a pesar de lo bien alimentada que estaba en Pódroga. 

En fin, el viaje en avión me resultó muy cómodo y placentero, pude de nuevo conectarme al Internet y a mi teléfono, comí verdaderos manjares chatarra y pude mirar una película en el avión, cosas que había dejado de hacer incluso una semana antes de venir a Pódroga, estaba tan ocupada con las clases de Haesen y su pérdida de memoria, y luego el baile de los Harford y por último la partida de Nicholas.

Hicieron el anuncio que en treinta minutos aterrizábamos en Edimburgo, y por primera vez en todo el viaje me puse a meditar que después de recoger mis maletas, no tenía ningún plan, se lo dejaría todo a Nicholas, no creo que él me deje colgada en la capital de Escocia. Y así fue, al salir de la puerta de arribe, un hombre en traje de mayordomo sostenía un cartel con el membrete de:  Señorita Alicia Brown, sea bienvenida. Y se llevó mi equipaje a un auto clásico Mercedes Benz. 

El día se tornaba gris y no tenía ni idea de la hora de la tarde. El mayordomo no trato siquiera en entablar una charla conmigo en el auto, pude percibir que llevaba conduciendo cerca de una hora, por un camino seguido con algunas curvas y sin otro auto a kilómetros de nosotros, como comprendí en seguida que este hombre era el típico mayordomo profesional que no habla a menos que se lo pidan, no insistí en hablar con él y sólo me limité a mirar por la ventana y admirar el paisaje a nuestros costados con tan solo el pasto verde debido a la abundante lluvia que ha de caer casi todo el año. Pasado de un rato más, pude percibir las casas avecinándose con forme avanzábamos y la colina donde se imponía el gran castillo de Nicholas, supongo que ha de ser un gran complejo arquitectónico porque se miraba muy grande incluso de lejos, en cuanto lo vi, la emoción se albergó en mi pecho y no podía esperar más a la hora de ver a Nicholas.  

El auto se estacionó justo en la entrada principal y miré a Nicholas por la ventana ni siquiera esperé a que apagara el auto y salí casi corriendo a abrazarle, hace tanto que no lo veía y nuestra despedida de alguna manera fue dura y cruda. Nicholas correspondió mi abrazo e incluso él me apretó más de lo que yo hubiera podido, pude sentir que me levantó del suelo y giró, ambos estábamos tan felices de vernos era un sentimiento genuino de la carencia que sentimos. Por mi parte se me deslizaron algunas lágrimas de felicidad, me dejó en el suelo y la sonrisa tan amplia y bonita de hace un rato se esfumó. 

Eternos: Memorias RotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora