Capítulo 24

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Desperté. Era una habitación blanca con mucha luz, Sebastián estaba sentado al lado de mí mojando un algodón en alcohol. Supongo que fue el método que usó para despertarme.

-Valla, pensé que no lo ibas a hacer nunca -Se levantó y desechó el algodón y puso en su lugar la botella de alcohol -¿Tienes alguna enfermedad o algo así?

Traté de estabilizarme en la camilla dónde estaba, creo que todo me daba vueltas y la luz intensa no ayudaba.

-Sí, padezco de asma desde que nací.

Sebastián me miró meditando y posó su mano en su cincelada barbilla.

-Ya veo. Pero yo me refería a que cada vez que te enfrentas a situaciones estresantes, te desmayas.

-Bueno, la primera vez fue porque me asustaste y tal vez tuve un cuadro de traumatismo por todo lo que me hizo pasar Mathew cuando él me mordió -Traté de defenderme justificándome y no hacerme ver inofensiva -Y esta vez... Bueno, fue un cuadro asmático, pude sentir como me escaseaba el aire.

Sebastián soltó una risita.

-No es gracioso.

-No me río de ti -Aclaró -Hace unos doscientos años, aproximadamente, a eso que tú llamas asma, lo llamábamos el mal del aire. Los chicos que lo padecían, en serio eran la burla de los demás chicos. Se hacían buenos chistes -Se encogió de hombros.

Suspiró y se volvió a sentar, tal vez recordó un buen momento, porque su mirada se perdió en un vacío con una sonrisa.

-Sebastián -Lo llamé sacándolo de su trance. Él me miró. -¿Quién era el chico que me preguntó sobre Haesen?

Sebastián suspiró y me miró serio.

-Era un tipo que se coló a la escuela Alicia, supongo que sólo quería fastidiarte. Pero algo no me da buena espina de él ¿Tú lo viste?

-Sí -Respondí casi sin despegar mis labios. El chico era rubio y de ojos marrones, tenía una cicatriz en la ceja derecha.

-Tengo la impresión que algo esconde, es hijo de padres desertores pero había algo más, sospecho y me preocupa que sea parte del grupo de Thiel. Esto no es casualidad, oh no, ese chico quiere algo y algo tuyo -Me miró con sus ojos escarlata -Esto no es coincidencia Alicia, sabía bien quién eras y qué has venido a hacer aquí. ¿Con quién hablaste la primera vez que veniste a Pódroga? ¿Qué saben de tí? Esto no es bueno Alicia y tú lo sabes, no sólo por el hecho que te conozcan, es el hecho de que han venido a una escuela de normales, que tal si ese chico es un mestizo de sombras o oscuridad, si es así ya están pasando sus límites y las reglas que nos rigen para coexistir.

Seastián sacaba sus conclusiones solo, pero me miraba como si yo fuera la culpable de todo esto.

-Él dijo que venía por la gota de la vida y el motor de arranque. -Continuó -Un completo enigma, si venía por la gota de vida, venía por tu sangre, pero qué significa el motor de arranque; y dudo mucho que sea un vampiro. -Sebastián paró en seco sus conclusiones, pareció entender algo, sus ojos se tornaron más rojos y su preocupación se presentó en la vena saltada de su sien.

-¿Qué...? -Pregunté con miedo.

-Alicia, desde ahora no te separes de mí de acuerdo, no te lo estoy pidiendo te lo estoy ordenando.

Me levanté de la cama, estaba temblando de miedo, me sentía muy mal, cansada y adolorida, seguramente al desmayarme sufrí una caída dura, incluso mi entrecejo me dolía de tanto tiempo que llevaba fruncido, cosa que hago cuando algo me preocupa, me molesta, o me asusta al punto de las lágrimas.

Eternos: Memorias RotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora