Capítulo 48

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-Te apelo el contrato Volkóv-Nicholas dijo determinado.

-Nicholas -Sebastián se sentía muy seguro de sí mismo -Jactandome de mi propia genética, entre tu y yo, nunca será concedida esa petición, la pureza que corre por mi torrente sanguíneo es predilecta para ser mejor partido sobre vampiros.

-No subestimes mis posiciones Sebastián. -Nicholas habló calmadamente, quería dar la misma ilusión de seguridad que Sebastián, lograndolo miserablemente por sus facciones tan tensas.

Salí de ahí sin decir nada, tan determinada de no querer estar ahí que solo gire la perilla y salí sin decir más. Y como si la suerte estuviera en mi contra, el mismísimo Haesen estaba ahí parado, con un traje negro y manchado de sangre.

-Ayúdame -Pronunció.

De un momento a otro me encontraba de nuevo curando las heridas de Haesen, limpiandole y vendandole. Y como si me hubiese vuelto su enfermera personal, estaba punto de inyectarle anestesia en su brazo.

Estábamos en silencio, no se si incomodo para él, pero yo lo prefería, estaba con un hueco enorme en el pecho.

-¿No preguntará...

-No, no lo haré -Le interrumpí antes que continuara. Era obvio que se había peleado, las evidencias estaban en la sangre y la suciedad de su cara.

Y sin quererlo, sin avisar, una lágrima se deslizo por mi cara. Haesen se puso tenso al presenciar aquello.

-¿Recuerdas cuando jugábamos en el bosque de Kligooth?

Mi corazón se aceleró y al mismo tiempo se encogió de ternura. Haesen a su modo, trataba de hacerme sentir mejor. ¿Cómo no estar enamorada de él?

-Sí, lo recuerdo, somos ladrones de galletas también.

-Y tan cálidos para dormir. -Haesen guardó silencio unos momentos -La amnesia ha ido en retroceso Aly, -Hace tanto que no me llamaba Aly -casi puedo recordar todo, incluso mis peores demonios. Alicia, deberías conciderarte mantener tu nueva mutación, esos colmillo te protegerán. Con una gran pena Aly, me negué -Haesen cerró su puño y golpeó la mesa - Le dije a Hardfor que le diera su contrato a Volkov, él puede mantenerte a salvo y lo ha demostrado con hechos.

Cubrí mi boca con mis manos y retrocedí de él. Se paró y me tomó de los hombros. Su tacto me quemaba.

-Dime, ¿Qué hubiera pasado si en vez de Volkov hubiera estado yo? Yo no puedo convertirte, o tan solo erradicar un veneno tan poderoso. La sola idea me estremece. Te hubiera visto morir y ver morir a mi... -Haesen calló, su oración terminaría "... Y ver morir a mi alma" pero Haesen no tenía una.

-¿Prefieres ver... -Me interrumpió con un golpe brusco a la pared.

-Mucho cuidado con tus palabras Alicia. Prefiero verte. -Afirmó.

-Pues mírame Haesen, ¿has visto el monstruo en el que me he convertido? Mi piel pálida y los colmillos.

Haesen apretó mi muñeca, con tanta fuerza que comenzó a palpitar mi torrente sanguíneo, obstruyendo la sangre que debía correr.

-¿Lo sientes? Se llama vida. Se llama alma. -Acto seguido coloco mis dedos en su muñeca y apretó encima de los míos, pasado de unos minutos, nada se pudo percibir. -¿Lo sientes? Son los latidos ausentes de un verdadero monstruo.

-Sebastián tiene el poder y las capacidades de protegerte de su raza y sobre de otras, te has convertido en un ejemplar único, más codiciada y él lo sabe y yo lo sé.

-Evan te cedió el contrato Haesen. No solo mi nombre está escrito ahí, el de mi tío también. Conoces a Sebastián.

Ahora tenía mucha más fuerza que antes, quite a Haesen y salí de ahí.

Eternos: Memorias RotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora