Capítulo 44

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Laura sostenía mi cabello mientras yo estaba frente a un recipiente de agua humeante, me ayudaba respirar mejor ya que mi preocupación y nerviosismo me superaban de modos incomprensibles para mí. Con mi mano en ese estado y Nicholas a dos horas de llegar, estaba que no me aguantaba del estrés que esto ocasionaba, si él se llega a dar cuenta que fue Evan quien me hizo esto, no sé de qué es capaz Nicholas. 

Desde anoche que no veo ni a Haesen ni  a Evan, así que es otra preocupación más aparte de el estado en el que ahora se encuentra Sebatián debido a la bala que recibió de parte de su hermano. Quién diría que al dispararle le ha salvado la vida, la bala fue mucho más rápida que cualquiera de nosotros al tirar a Sebastián de la silla, así que por esa única razón le otorgo el perdón de herirlo de tal manera.

Una vez que mi respiración se reguló, Laura de nuevo ató mi cabello en un lindo arreglo de moño, le dije que me ayudara a estar lo mejor presentable posible para ir a recoger a Nicholas a la estación de tren, ya que la última vez no me gusto nada el estado con que me vio y la manera en que me miró. Usé mi maquillaje que compré junto con Lyrio y me puse mi vestido más bonito que tenía, así al menos puedo aparentar ser una niña sin problemas ni preocupaciones que es afortunada por residir en el palacio cristal, ante los habitantes del pueblo. 

Y la tan esperada hora llegó, Laura iba a venir conmigo mientras Sebastián estaba dormido descansando. Llegamos unos minutos tarde a la hora en que llegaba el tren donde venía Nicholas, así que me dividí con Laura para buscarlo. 

Una persona llegó por detrás mío cubriendo mis ojos con sus manos, al sentir esas manos frías y largas supe de inmediato de quien se trataba. Con una de sus largas manos aún cubría mi vista, y con la otra, rodeó mi cintura y me atrajo hacia él, mi espalda estaba totalmente pegada a su torso plano. 

Cuando traté de quitar su  mano puso más fuerza y se inclinó hasta mi cuello dejando un beso en él, pude sentir sus fríos labios y su quijada afilada cuando se recargó sobre mi hombro para susurrar cerca de mi oído.

-"Duda que sean fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo" 

Es que William Shakespeare es un arma infalible si pretendes derretir a una persona. 

Con la voz gruesa y cálida de Nicholas, calentó todo dentro de mí y me olvidé del crudo invierno que azotaba esa mañana en el pueblo. Nicholas me soltó poco a poco hasta poder estar cara a cara, tenía su sonrisa estupenda y su cara radiante y llena de vida, como mencionaba en sus cartas, efectivamente se miraba más vivo que antes, el Nicholas con ojos cristalinos y cara pálida. 

-Nicholas -Pronuncié su nombre después de admirarlo unos segundos -Te ves muy bien.

-¿Yo? O será que estás mirando el reflejo tuyo de mis ojos. 

Lo abrace ahora yo, no ha notado el horrible  vendaje mi mano debajo de mi abrigo, y tan sólo pensar en que voy a romper esa sonrisa cuando lo vea, me rompe el corazón en mil pedazos. Oculté mi cara en su pecho y las lágrimas comenzaron a brotar, ese tipo de arrebatos sólo suceden cuando todo se mira mal. 

-Oh no, Aly -En cuanto notó que lloraba se separó de mí y sacó su pañuelo para limpiar mi cara -Recién llego y te pones a llorar, sabes que lo detesto. 

-Lloro de alegría Nicholas, de que por fin estás aquí. 

Mentí descaradamente en su cara. 

Laura llegó para salvar el momento, con el chico Sam detrás de ella con todo el equipaje de Nicholas. 

-Por favor señora Laura, le suplico que me permita robarme a la señorita por unas cuantas horas -Le dijo a Laura sin despegar la mirada de mí -Mozo Sam, por favor siga a la señora -Hizo lo mismo, sólo que ahora se sacó varios billetes de su caco y los colocó en el bolsillo de Sam. 

Eternos: Memorias RotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora