19 Viento traslucido / Kuró y Rin

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El silencio se apoderó de toda la oscuridad para dar paso a una suave brisa, por unos segundos los atemorizantes ojos rojos desaparecen ante Keylán, este ligero viento que mueve su cabello no es una brisa, es un aliento frío y a su misma ves cálido, su nariz no percibe ningún olor pero su piel siente una frescura un tanto agradable casi como una caricia pero en una fracción de segundo es golpeado por este mismo aire llevando su cuerpo a una gran altura.
Rápidamente mueve su cabeza buscando una salida, alguna luz o algún tipo de arma, la búsqueda es inútil la infinita oscuridad cubre absolutamente todo, nuevamente aparecen esos ojos rojos, relucientes como el sol en una día cubierto de nubes oscuras deseosas de rociar la tierra con la lluvia

-Tengo que tranquilizarme, si observó por medio del viento podré atacar y también mirar esté lugar- Analizó cuidadosamente en su mente mientras su cuerpo cae.

Su cabeza comenzó a vaciar sus pensamientos para así manipular el viento, sin percatarse fue descuidado bajo su guardia dando una oportunidad para ser atacado, unos pasos suaves, sigilosos y tan veloces como el aire se aproximan. Abrió sus ojos al sentir un gran presencia frente a él, sus ojos se volvieron de cristal y sé rompieron ante su pesadilla hecha realidad.

Dos alas blancas tan grandes como un par de constelaciones, sus ojos rojos brillan con la intensidad de un rubi, sin duda alguna es hermoso, todo su cuerpo es cubierto por huesos blancos en forma de escamas, más fuertes que el mismo hierro, le protegen son su armadura, sus gigantes patas blancas son decoradas con garras tan brillantes como una estrella, su enorme mandíbula al igual que su cola son de un color blanco pero no un blanco normal si no algo aún más blanco que las alas de un ángel o la nieve de una gran montaña, es un color único acompañado con varios cuernos que salen de diferentes partes de su cuerpo, ante la vista humana es toda una obra de arte, algo único en su especie y magnífico para relajar la vista por un instante, una bestia inmensa casi tan inmensa como el espacio exterior y sus infinitos secretos, es el mayor depredador, una larga cola acompaña sus patas traseras.

Las pupilas de sus ojos se dilatan, mueve ambas manos apuntado a los afilados dientes que están a centímetros de su cuerpo

-Aaaaaa, sólo eres una pesadilla- Grito Keylán asustado, tres colmillos sé impregnaron en su cuerpo, el dragón movió su largo cuello para lanzar al joven.

Tres enormes heridas expulsan su sangre como si fuese una fuente, una herida a traspasado su hombro derecho con parte de su pecho, el segundo a dejado un cráter en su abdomen y su cintura y el último desgarro por completo su pierna izquierda y casi por completo la derecha, dejándolo solo con su muslo derecho...

El dolor es incomparable nunca antes ha sido desgarrado hasta perder sus extremidades, su boca expulsa mucha sangre al igual que sus heridas.A sólo un metro de tocar el suelo la cola blanca de la bestia lo eleva una vez más golpeando su rostro y su tórax, el golpe ha sido demasiado fuerte su brazo derecho esta quebrado..

Las lágrimas acompañan su dolor, su cuerpo está siendo estropeado como un papel cortado o quemado.
De la nada una pata le golpea y concentra todo su peso en hacerlo caer más rápido, estando en el suelo la pata pone su incomparable peso en el resto de su cuerpo...


Su cuerpo es oprimido por la gran diferencia de fuerza y tamaño, pero apesar de esto sus pulmones funcionan como si nada estuviese sucediendo...Con mucha dificultad mueve los dedos de su mano triturada.

El dragón y la sirena relatos de la llave siniestra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora