0. GATOS

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ENLOQUECIENDO







Jongdae cerró la puerta cuando su hermano y cuñado se hubieron retirado y al volverse notó como Minseok rascaba con sus uñas el reposabrazos del sofá y lo seguía con su mirada, aquella sonrisa de terror bailaba de un lado a otro en las comisuras de sus labios. Jongdae pasó de largo hasta la cocina y tomó un puñado de comida para gatos de la bolsa en la alacena, se lo metió a la boca y avanzó hacia el sofá con un delicado andar que era muy poco humano y se sentó al lado de su amante. Llevó el dorso de su mano derecha hasta su boca y empezó a asearse.

A su lado, Minseok había adoptado una posición característica de los gatos y lo miraba con ojos brillantes; avanzó a gatas hacia él y frotó su costado contra el pecho de Jongdae empujándolo juguetonamente, este respondió al juego empujando a Minseok con su cabeza y luego atrayéndolo con sus brazos, los dedos de sus manos estaban juntos como si estuvieran unidos con alguna banda invisible. Con su lengua acarició las mejillas de Minseok y este suspiró acercando sus labios a la lengua de Jongdae para recibirla por completo dentro de su boca.

Una mano rozó el vientre de Minseok hasta deslizarse por debajo de su camisa y acariciarle el pecho, apretujar sus pezones... Minseok mordió sin piedad los labios que le besaban mientras era acariciado y Jongdae sonrió. Se separaron y sin mediar palabra avanzaron hasta la habitación correteándose el uno al otro.

Ambos sonrieron con cierta demencia; Jongdae se apresuró a alcanzar a su gato y atraparlo contra una pared, Minseok rió entre divertido, enamorado y excitado y sostuvo con sus manos el rostro de Jongdae.

—Te amo —le dijo con su voz dulce y con sus ojos turbados, —te amo —confesó de nuevo con severa insistencia cuando Jongdae lo alzó contra la pared. Enroscó sus piernas en la estrecha y sensual cintura de su gato y se encorvó para alcanzarle los labios, acariciándole superficialmente, provocando oleadas de deseo en Jongdae, quien tenía la sonrisa atascada en algún punto entre lo real y lo irreal, en donde la magnitud de lo que sentía en el pecho obstruía sus palabras y su visión.

—También te amo —dijo por fin hundiendo sus dedos en la suave piel blanca de Minseok ¿o era un pelaje negro? La mente de Jongdae estaba embobada por el narcótico deseo que sentía. —Yo te amo más —recalcó y se le escuchó ronronear al restregar sus mejillas sobre el pecho de su enloquecedor amante felino. Sus brazos se tensaron alrededor de Minseok, no sabía en qué momento había sucedido pero Minseok ya no llevaba camisa, exponía su piel de porcelana a los labios impetuosos de Jongdae, quien recorrió con su lengua cada una de las cicatrices que alcanzó.

Minseok cayó de espaldas sobre la cama y se quitó lo que le restaba de su ropa, presuroso por acabar con las barreras que lo separaban de la piel del otro gato. Jongdae se acomodó entre sus piernas y se inclinó para besarle los costados, en donde habían más cicatrices de historias casi completamente enterradas. Minseok besó los antebrazos de Jongdae, en donde las cicatrices cada vez más lejanas y menos constantes le obligaban a vestir camisas de mangas largas con frecuencia para evitar preguntas indiscretas por parte de sus compañeros de trabajo. Minseok chupó las marcas que sus propias uñas hacían en la piel de Jongdae con insano erotismo, ya que había descubierto que a Jongdae le encantaba que cualquier punto de su piel fuera absorbido con deseo.

Después de ese par de años juntos, Jongdae había borrado a la mitad de los monstruos de Minseok con sus mil maneras de querer, con su forma de sonreír y con su lenta forma de enloquecer.

GATO  ~Chenmin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora