XXII. TRES

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Kris ajustó su abrigo y se bajó de la ambulancia para ingresar al hospital junto a dos enfermeros que también cubrían el turno de noche. El médico del hospital le mostró el cuadro del paciente y miró al apuesto psiquiatra con ojos asustados.

—Nunca había visto a nadie como él... —el hombre no estaba seguro de cómo expresarse correctamente —es... uno de los rostros más bellos que he visto en mi vida... pero él... maulla.

Kris frunció su entrecejo y no tuvo tiempo de preguntar nada porque la puerta de la habitación se abrió para dejar a sus ojos deleitarse con la imagen de un ángel caído. Unos ojos grandes y de un extraño color se posaron sobre los suyos, son unos ojos tristes pero hermosos, todo su rostro lo era a pesar de tener diversos golpes y rasguños.

Meow

Una voz rasposa salió por medio de los pequeños labios rosas entreabiertos que decoraban el rostro del muchacho bonito. Kris le sonrió amistosamente.

—Hola, soy Kris Wu. Yo seré tu doctor ahora. Yo te voy a ayudar —informó y el hombre sin nombre maulló de nuevo.

Por alguna razón, Minseok le creyó y sintió un poco de esperanza por fin después de tanto tiempo. Después de tantos días de vivir en las calles luego de haber escapado de sus últimos e inhumanos dueños. Sintió un impulso por hablarle, pero no iba a decirle a Kris, no podía, le avergonzaba tanto ser quien era, estar tan sucio y podrido por dentro que prefirió guardar silencio como un buen gato.


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—Estoy seguro de que ellos están ayudándose el uno al otro, podría ser más efectivo que años de terapia.

—Yo solo veo a dos locos peligrosos —dijo Junmyeon con exasperación aunque ciertamente veía el punto de Kris —deja de intentar ver más allá. Probablemente ninguno de los dos tiene cura, no te engañes.

—Al menos intentarlo es nuestro trabajo, Junmyeon.

—Tú vas más allá del trabajo. Kris retírate antes de perder lo que te queda de cordura si es que te queda algo.

Junmyeon hablaba en serio, lejos de terminar en prisión, Kris podría terminar como otro interno si seguía así.

—Deja vu —fue todo lo que el rubio dijo. Tiempo atrás, cuando Kris había emparejado a los internos c61 y b4 para su experimento, el par de médicos había tenido exactamente la misma discusión.


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Kris observó con atención el cuerpo de Jongdae tendido en una camilla. Se cruzó de brazos y mordió su labio inferior reprimiéndose a sí mismo como siempre. El moreno frente a él era uno de esos a los que Junmyeon llamaba su debilidad; joven, viril, apuesto, su cuerpo delgado y musculoso era una invitación al pecado, sus pequeños, oscuros y rasgados ojos eran alucinantes, con una sola mirada, Kris supo que había una larga e interesante historia en ellos. También se dio cuenta rápidamente de que cada comportamiento y movimiento de Jongdae evidenciaba sus miedos y lo dispuesto que estaba a mantener esa barrera entre su verdadero yo y el mundo. Y en tan poco tiempo, el gato había hecho caer todas sus defensas contra el exterior y lo había expuesto como el loco que realmente era. A Kris le gustaba Jongdae, mucho, no podía negárselo a sí mismo, pero también deseaba estar en su lugar...

La puerta de la habitación se abrió y Kris perdió el hilo de sus pensamientos. No necesitó voltearse para saber que se trataba de su paciente más extraño.

GATO  ~Chenmin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora