GATO ~Chenmin~

XV. CAMBIOS

Kyungsoo se impulsó sobre sus talones y se puso de puntillas para alcanzar los labios de Jongin. Fue un beso suave, muy tibio, inocente. Todo lo que Jongin no imaginaba que Kyungsoo fuera y a la vez, todo lo que necesitaba que fuera. Ese era el encanto que escondía; sus caricias se sentían siempre como el suave toque de una pluma, se sentía como cuando te envuelve una frazada de algodón para darte calor, era como un ángel que ha perdido el rumbo pero que era un ángel al fin.

-Te amo.

Kyungsoo susurró poniendo un beso en su nariz.

Y Jongin nunca se sintió tan especial, nunca creyó ser tan importante para nadie además de Jongdae, así que le abrió su corazón al pequeño ángel caído y le entregó todo; su tiempo, su espacio, su salud, su amor, su cuerpo... Se volvió suyo de todas las formas en que Kyungsoo lo propuso.

En el fondo, Kyungsoo sabía que su relación con Jongin iba a terminar con ambos; todo acabaría con una sobredosis si seguían marchando por ese rumbo. Pero Jongin se convirtió en su droga favorita, era estimulante o sedante según lo necesitara, Kyungsoo podía perdese por horas mirando fijamente a sus ojos, o pasar días completos besando sus labios. Era adictivo, Jongin llenaba todos sus espacios vacíos y era mucho más de lo que merecía.

🌙🌙🌙

-No quiero -Minseok se cruzó de brazos y volvió a su amado y ya desgastado sofá. Jongdae hizo rodar sus ojos.

-Vamos, no seas necio.

Jongdae no sonaba contento y eso ponía un poco en alerta a Minseok, aún así se acomodó en el sofá apoyando sus piernas en el respaldo del mueble y con su cabeza colgando del asiento.

Jongdae cerró la puerta y caminó dentro de la casa otra vez, se inclinó sobre el sofá y atrapó los labios de su gato.

-Dije "vamos" -le dijo tomándolo de un tirón hasta ponerlo de pie, Minseok miró sus zapatillas deportivas con una mueca y no tuvo más opción que seguir a Jongdae, -solo treinta minutos, no podemos seguir aquí.

Minseok simplemente no comprendía porque tenían que salir a correr aunque Jongdae había explicado ya un par de veces que una vida sedentaria no era saludable.

No, Minseok no tuvo ni idea de qué era lo que Jongdae pretendía hasta que se encontró corriendo cuál leopardo entre veredas escondidas dentro de un espeso y húmedo bosque. Aunque su corazón latía acelerado y sus piernas ardían, quería avanzar un poco más pero Jongdae lo obligó a detenerse.

-Vamos de regreso -le dijo intentando recuperar el aliento. -estamos muy cerca de la ciudad.

En ese momento el motor de algún vehículo se escuchó a lo lejos y Minseok se volteó en dirección al sonido con mucha curiosidad, inconscientemente intentó avanzar en esa dirección pero Jongdae tomó su mano sosteniendolo en su lugar.

-¿Somos malos, Jongdae? -Minseok preguntó luego de un rato de inmovilidad y silencio.

-Tú no. -respondió Jongdae rápidamente.

-¿Tú sí? -Minseok lo miró a los ojos

-No lo sé.

Muchas de sus faltas o pecados desfilaron por la mente de Jongdae ¿Qué era ser bueno en realidad? ¿Qué justificaba sus malas acciones?

-Eres bueno para mí -aseguró Minseok antes de renovar su carrera de regreso a su más reciente hogar.

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