XXI. ENCIÉRRAME

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Sus manos estaban esposadas tras su espalda, miraba en dirección a la espesura del bosque esperando a que Jongdae no lo siguiera, iba a confiar en Kris, tenía que hacerlo.




—¿Decidiste volver?

Ya lo había visto antes, era el director Zhang, no confiaba en ese hombre que solo sonreía o se mostraba molesto, nunca neutral.

—Sí —se obligó a responder con voz temblorosa y Zhang alzó una de sus bonitas cejas. —¿Puedo ver al doctor Kris? —el presidente alzó ambas cejas ahora, se veía sorprendido.

—¡Minseok! —Kris ingresó a la habitación bastante agitado, no llevaba su bata y su ropa era informal.

—Hola —saludó a Kris.

En poco tiempo, Minseok ya no tenía sus esposas y Zhang estaba fuera de la habitación. En su lugar, un oficial delegado de la policía se había quedado para interrogar al convicto bajo la supervisión de Kris.

—Dijiste que ibas a hablar —Kris lo animó.

Minseok bajó su cabeza una tan sola vez y luego miró al cristal a un costado, se preguntaba cuántas personas estarían escuchando. Regresó sus ojos a Kris y este le rogaba que hablara con su mirada. Miró al oficial al hablar.

—Sí, ¿qué quieren saber?

—Todo. Empecemos por el principio, cosas básicas... ¿Cuándo naciste? —preguntó el uniformado, Kris le sonrió a Minseok.

—El veintiséis de marzo de mil novecientos noventa.

—¿En dónde?

—No lo sé —Kris lo observó con el ceño fruncido como si no le creyera. —Aunque no lo crean, es así. Por eso nunca volví, solo sé que fue en algún lugar de un barrio chino, no sé si fue en este país o en otro. —Kris asintió.

—¿Cómo te llamas?

—Él me nombró Kim Minseok —el interrogado señaló al médico y este entrecerró sus ojos. —Xiumin — dijo el gato después de un largo rato —Tampoco recuerdo mi apellido, nunca fue importante un nombre, todos me llamaban de distintas maneras.

—Ahora cuéntame tu historia desde dónde la recuerdes, amigos de la infancia, de la escuela... Todo —el oficial pidió con voz amable. Minseok asintió y empezó a ordenar los eventos en su mente para relatarlos con coherencia.

Le tomó tres horas contar a detalle todo lo sucedido desde que escapó de casa a los siete años. Cada tanto Minseok se sostenía de su asiento destilando ira, rencor y dolor en cada una de sus palabras y por su mirada cristalizada. Hubieron tantos nombres, sobrenombres, lugares, años y sucesos que Minseok contó con crudeza que Kris estuvo seguro de que un lápiz y un cuaderno completo no hubieran bastado, que bueno que todo había quedado grabado. Minseok mantuvo sus manos juntas sobre la mesa que lo separaba de Kris y este quiso tomarlas y estrecharlas para hacerle ver que no era solo un interno y que él no era solo su médico, quería ser su amigo, le tenía mucho cariño, de verdad quería que hubiera un futuro brillante frente a él.

Minseok se detuvo cuando llegaron al momento en que fue llevado al hospital desde el que fue referido al sanatorio mental.

—Dime cómo saliste del sanatorio. —el oficial preguntó y Kris miró a su paciente con anhelo, estaba suplicándole porque mintiera.

—Las alarmas empezaron a sonar y todos empezaron a correr de un lado a otro, como no había nadie en el portón de la entrada salí por ahí.

—¿Qué sucedió después?

GATO  ~Chenmin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora