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Mi rutina de cada mañana de verano es levantarme, darme una ducha de agua muy fría, vestirme, bajar a desayunar alguna pieza de fruta o cereales y subir a mi habitación para ver si el chico de estatura alta, de complexión delgada, ojos color café y cabello castaño admirar mi casa, el jardín y la ventana de mi habitación con una simple cámara de fotos.

Esa mañana fue diferente, esa mañana no le vi, primero pensé que estaría aún por la parte trasera de la casa, así que rápidamente bajé las molestas y cansinas quince escaleras para ir a la parte de abajo rompiendo totalmente mi rutina de cada mañana de invierno.

No me paré ni a darle los buenos días a mi madre, más bien gritárselos desde la cocina. Comencé a recorrer la casa entera como este cada mañana y cada noche hacía; No le vi por ningún sitio... Excepto su cámara y su mochila oscura que siempre traía consigo mismo. La curiosidad me mataba, no sabía si debía de ver lo que este tenía en la galería de su cámara.

La verdad es que nunca le vi sacar fotografías por al rededor de la casa o hacia mi ventana...tal vez porque casi siempre tenia las persianas algo bajadas o porque simplemente estaba distraída. Al final opté por tomar la cámara de fotos y mirar las fotografías que había sacado, pero para mi mala suerte no pude ver ninguna, siquiera encender aquella cámara de un nuevo modelo. Este me la arrebató y rápidamente retrocedí alzando mis manos cuando este me la había quitado.

- ¿Qué crees que haces? - Dijo frunciendo su ceño y fulminándome con la mirada.

- Eso mismo debería preguntarte yo cada mañana y cada noche.

Volvió a fulminarme con la mirada hasta que acabé mi cortante frase que le dejó sin poder callarme a mí. Seguía mirándole bajando mis brazos, vi como cogía su mochila negra y se la colgaba de un hombro y colgando su cámara por el cuello.

- ¿Quién eres?

- Pues un chico de diecinueve años aficionado a la fotografía.

- No me importa tu edad, solo he preguntado quién eres y ahora, ¿cuál es tu nombre?

- ¿Debería de interesarle a una niña de por lo menos dieciséis?

- Dieciocho, y sí, me interesa, así que dímelo.

- Me vas a denunciar en cuanto te lo diga.

No pude evitar reír sobre el comentario de este, pero al ver que seguía con su expresión indescriptible.

- Vale, admito que sonó mejor dentro de mi cabeza.

- Puede ser pero no es algo que me importe. Jeon Jungkook.

- Ja, ja... Por cierto tu nombre es muy largo...te llamaré Kook.

- ¿Con el permiso de quién?

Rodé mis ojos y estuve dispuesta a irme mientras que este se quejó por varios segundos provocando que me diese a vuelta.

- ¿No me dirás tu nombre?

- ¿Debería de hacerlo? - Dije soltando algunas carcajadas mientras me dirigía a un paso muy rápido hacia la puerta de mi casa.

- ¡Eso es jugar sucio niña!

Le pude escuchar de milagro antes de cerrar la puerta, mi madre llamó mi atención con sus llantos, a saber el porqué se producían estos. Subí las escaleras y me asomé por mi ventana alcanzándole a ver bajo esta.

- Ey, Kook, ¿dónde vives?

- Información personal.

- "Infirmiciin pirsinil" Ni que fueses famoso o algo por el estilo. - Rodé mis ojos haciéndole aquella burla para acto seguido caminar hacia dentro de mi habitación.

Dulce Amargura - Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora