VII

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El ambiente no era ni muy tenso ni muy tranquilo -se podría decir que normal-. JungKook tomó el pan redondo alternando sus dos manos ya que le dí el último que saqué, antes de comer un poco dejé mi pan en la encimera y le dí una servilleta.

- Gracias. - Respondió con una pequeña reverencia para acto seguido darle un mordisco al pan. - Está.

- ¿Rico? Lo sé, los hizo ayer mi madre. - Respondí sonriendo y haciendo el típico gesto que las pijas hace para quitarse el cabello de la cara llena de maquillaje.

- Iba a decir delicioso, pero ambos son sinónimos...

Hice un gesto de obviedad con la cabeza sin soltar ninguna palabra porque primero no quería y segundo tenía pan en la boca.

- Hm, oye, no me has dicho de donde eres.

- ¿Lo vas a preguntar hasta que lo escupa? - Asentí con la cabeza rápidamente y este rodó los ojos soltando un suspiro. - Soy de Busan...¿contenta con la respuesta?

- ¿De Busan? Wow...un largo viaje, ¿cierto? - Asintió con la cabeza comiendo un poco más de pan.

- De hecho, no sé porqué lo hicimos en avión, así tardamos menos que en metro supongo. - Intenté entenderle ya que tenía la boca llena. Se dio cuenta de aquello y tragó volviendo a repetir lo que dijo.

- ¿Avión? ¿No simplemente pudo ser en metro o en coche?

Éste negó y seguimos comiendo y bebiendo agua. Al acabar seguimos con la otra mitad del techo hasta que llegó mi madre y nos ordenó a sentarnos en el sillón a ver una de esas novelas aburridas de mamá. Las veía después de que papá muriese conduciendo ebrio, él se lo buscó, cosa que siempre le dije a mi madre.

JungKook parecía entretenido con su mentón apoyado en su mano y su codo en la pierna, frunció el ceño en algunas escenas y de otras se quejó, verlas con él no era tan aburrido, a veces estaba a punto de reír con todas mis fuerzas pero me conformé con unas risas bajas.

- Es realmente divertido ver este tipo de novelas contigo, de verdad.

- ¿Qué? No es mi culpa que los personajes y sobre todo la protagonista sean idiotas.

- No les puedes culpar, todos son así.

- Con razón. - Se recargó en el sillón y soltó un suspiro molesto y después volvió a incorporarse señalando a la televisión. - ¡Vamos! ¡¿A qué esperas?! ¡Bésala de una vez!

No pude aguantar más y le dí un golpe en el hombro comenzando a reírme y contagiándole la risa, risa que probablemente no escucharía hasta que no tuviésemos más cercanía.

*

Sí, sí, sí, sé que no ha sido MUY interesante éste capítulo.

Pero se los compensaré en el octavo o en el noveno, quién sabe, incluso en el décimo.

Dulce Amargura - Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora