Me duché rápidamente con agua fría, ¿por qué será?, siquiera esperé que calentase lo más mínimo. Me metí, abrí el agua y comencé a soltar cosas sin sentido pero acabé duchandome en menos de cinco minutos, por supuesto al salir de la ducha -más bien bañera- si no hubiese sido por el lavabo me hubiese caído y abierto la cabeza en dos por las prisas que tenía. Me enrollé en la toalla y corrí a mi cuarto helándome los pies hasta llegar a la peluda alfombra gris. Me puse las zapatillas de andar por casa y abrí el armario viendo las opciones que tenía, pero sin embargo me puse lo de antes, que era un pantalón gris y unos zapatos blancos, a excepción del torso. Tomé una camisa térmica blanca, un suéter bastante largo de punto blanco casi beige y un chaquetón negro, eran principios de marzo y aún seguía haciendo un horrible y asesino frío.
Después de salir de casa explicándole a donde iba y el porqué -amo el instinto de las madres- con unas simples palabras clave, me espera, JungKook, HongDae, ella lo entendió, pese a que fuimos buenos amigos, y tomé aquella quedada como si fuese para disculparnos y volver a recuperar el contacto, o al menos parte del que teníamos antes. Llegué a la parada de autobús y no me hizo prácticamente falta el sentarme pues había llegado diez segundos antes de que el autobús se fuese. Nada más sentarme comenzó a chispear, la guinda del pastel, solo faltaba que comenzasen a haber truenos, o peor, relámpagos, lo cuál era imposible pues eso no se veía desde hace años -7 para ser exactos- y sería raro que ocurriese ese giro tan inesperado con respecto al tiempo.
El viaje se me hizo eterno, en vez de quince minutos que era lo que faltaba, se me hicieron largas y abundantes horas que no conseguía pasar ni con el móvil, y menos con alguna red social de aquellas. Nada más llegar corrí a la cafetería que esperaba que estuviese abierta y mis ilusiones me engañaron totalmente. Me quedé bajo el techo pegada a la fría puerta de metal y me puse la capucha del abrigo para que mis orejas no se enfriasen. Esperé más de cinco minutos, no conté más a partir de allí, había perdido la noción del tiempo entre el vaivén de los coches y furgonetas.
- JiHye. - Esa voz. La escuché tan clara, que pensaba que estaba a mi lado, pero no. estaba al otro lado del paso de peatón.
- JungKook.
- Has venido.
Noté como sus ojos se cristalizaban de lágrimas provocando que los míos también lo hicieran este cruzó corriendo y casi sin mirar, sus ojos se lo impedían por la cantidad de lágrimas que tenía. Iba a hacer lo mismo, el de correr hasta él y abrazarnos, volver a sentir su agradable aroma, sus lloriqueos silenciosos en mi oído, su fuerza al abrazar, su calor corporal...pero no, mi sonrisa se borró, mis pies se detuvieron, caí de rodillas pocos segundos después. Se lo había llevado un camión, un hombre que posiblemente conducía ebrio se lo llevó por delante, sin más, había perdido a Jungkook, al chico que había marcado mi verano del 2017 y parte de mi 2018...había perdido al chico por el que una vez comencé a tener varios sentimientos confusos, muy confusos. Escasos segundos más tarde escuché un pitido proveniente de mis oídos, mi respiración se entrecortaba cada vez más y de repente, lo veía absolutamente todo negro, un escenario oscuro como si me hubiese vuelto invidente. Cuando más me lo esperaba, cuando ya no podía respirar ni una sola vez más, me desperté.
Me desperté con solamente tapada com la sábana roja casi tirando a color coral de mi cama, tenía puesto el pijama de verano, la puerta estaba abierta y la ventana por la que entraban varios y calurosos rayos de sol que por poco derretían el parquet de madera color ceniza. Me reincorporé estando sorprendida, ¿aquello había sido una pesadilla? ¿me habría desmayado y alguien me había llevado al hospital? aquellas preguntas rondaban mi cabeza, estaba apunto de buscarles alguna explicación "válida" para mi cerebro tan ajetreado de preguntas -que funcionaba menos en biología- pero sin embargo, una pita particular se escuchó por todo el vecindario aquello me hizo mirar de reojo a la ventana, era la pita del coche de los padres de Jungkook, rápidamente busqué con la mirada al calendario de papel de una farmacia que tenía tirado por mi habitación, nada más verlo encima de ropa sucia, vi que marcaba 16 de Julio de 2017 mi sangre se heló totalmente, me asomé por la ventana y justo vi salir del coche a los padres de Jungkook y acto seguido una cabellera gris, la del hermano y una castaña y brillante, la de Jungkook. Me quedé en shook y tanto como mis ojos y boca se abrieron al mismo tiempo, este nada más salir asintió a algo que le decía su hermano y a algo a lo que probablemente no le prestaba atención pues al fijarme mejor este dirigía su mirada -de reojo para ser discreto- hacia mi ventana y nada más girarse su hermano y entrar con un par de maletas, este sonrío como un ángel. JungKook seguía vivo. Tenía tiempo de recuperarle. Tenía otra oportunidad de empezar de nuevo.
Y desde aquel momento, supe lo que fue aquello, había sido un sueño premonitorio, el cual si no rectificaba...no iba a volver a recuperar nunca más.
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Dulce Amargura - Jeon Jungkook
أدب الهواة| Spanish FF | Su mirada, fría, sus expresiones cortantes, sus movimientos secos, su voz indescriptible. Un chico desconocido que rodea la casa de JiHye cada noche con una cámara, e inquietantes mensajes a medida que pasa el tiempo que suman dec...