Dulce Amargura - Jeon Jungkook

XXVIII

Al separarnos veinte minutos después me quedé de cuclillas en frente de esta. Mi suéter estaba mojado por sus lágrimas, las cuales ya casi ni eran existentes en sus ojos. No sabía cómo había superado gran parte de su depresión solo, tampoco sé como no pudo decirme nada sobre lo de HoSeok y sus otros amigos.

- Perdóname.

- ¿Qué?

- Perdóname por esto. Por mostrarte el vídeo y por sacar fo-

- Me da igual, JungKook voy a ayudarte.

Se mostró sorprendido, muy sorprendido. Sonreí cálidamente y él intentó imitar mi sonrisa secando uno de sus ojos. Asintió con la cabeza dándome las gracias. Se arrodilló ante mí y me abrazó, cosa de la que me sorprendí y cosa de la cual correspondí. Cuando paró de llover escuché los gritos de mi madre llamándome así que me levanté y apagué la cámara, sí, seguíamos viendo fotos, fotos que no solo pertenecían a las casas de la calle, si no también de su antigua ciudad y vivienda.

Salimos casi corriendo, pues estaba volviendo a chispear en señal de que volvería a llover. Mi madre nada más vernos entrar, sus ojos se abrieron -parecía dejar de ser coreana con la ojos tan abiertos-, sonrió después de esa desconcertante escena y señaló el felpudo gris.

- Dejad los zapatos ahí. JungKook, ¿te quedarás a almorzar?

El nombrado asintió ambiguamente y se quitó los zapatos como le había ordenado y le imité dejando los míos a su lado. Cerré la puerta del jardín y dirigí la mirada a mi madre en cuanto volvió a tomar la palabra.

- Quizás preferís comer en la habitación de JiHye.

Me daba igual, tuve suerte de que había ordenado mi habitación por la mañana, así que tanto él como yo accedimos con tan solo intercambiar nuestras miradas. Mi madre nos sirvió unos boles con kimchi y agua. JungKook cogió los boles y yo las tazas de agua junto con los palillos y las cucharas. Una vez dentro nos sentamos en suelo comenzando a comer.

- ¿Puedo confesarte algo? - Asentí con la cabeza cogiendo un poco de kimchi.

*

¿Qué será lo que el JeongGuk le confesará a JiHye?