*Narra Ticiano*
Nunca me sentí tan destrozado, tan herido y roto por alguien. No quiero dejar de luchar por él, por el nosotros que estabamos construyendo de a poco.
Sabía y entendí que Aaron era quién más estaba sufriendo, pero ¿era necesario decir tantas cosas que me lastimaran? No me importa la enfermedad que tenga, no me importa que en algún momento se vuelva descapacitado, no me importa si toma la decisión de cambiar su personalidad, no me importa nada; solamente estar con él, ser y hacerlo feliz. Hacer que su alma se ilumine cada vez que me sienta.
Nunca me sentí tan angustiado, no quiero que esto termine, pero ¿qué puedo hacer?Después de lo ocurrido en el hospital, mi intención era dirigirme a casa, pero no quería estar encerrado así que me fui a un parque. Era calmo, verde, con unos cuantos juegos al rededor.
En el lugar no había nadie y estaba a punto de llover, pero eso no importaba. Me senté debajo de un árbol e inconcientemente los ojos se me cristalizaron, haciendo borrosa la vista. No quería llorar, yo no era de esas personas que expresaban su dolor en llanto. Luego de la muerte de mis padres no volví a tener sentimientos hasta que apareció Aaron en mi vida. Estaba dando un cambio radical a mi vida, estaba haciendo un cambio tan gigante que ni yo mismo podía entender cómo podía ser esto posible.El sonido de mi celular me saca de mis pensamientos. Saco el celular y Amanda me estaba llamando
- Hola, ¿qué pasa?
- Tano, ¿dónde estás? Me llamó la madre de Ari y me contó lo que pasó
- Ya no importa
- Dime dónde estás, por favor. Necesitamos estar juntos y darle fuerzas a Ari -cuando terminó de hablar comenzaron a caer las lágrimas que me venía guardando desde que había salido de ese asqueroso hospital.
- ¿Conoces el parque que está a unas cuadras antes de llegar al colegio? Tiene una estatua de un ángel en medio
- Papá sabe donde es. No te muevas de ahí. Estoy yendo
- Bueno -dije sorbiendome la nariz
Había pasado diez minutos de la llamada de Amanda que la vi bajarse del auto en el que la habían ido a buscar. Nunca había tenido tantas ganas de abrazar a alguien. Me levanté y me dirigí hacia ella. Me abrazó tan fuerte que volví a llorar. Tenía tanto dolor, tanto enojo. Quería romper cosas pero a la misma vez quedarme en estos brazos en los que me hacía sentir protegido. Si fueran los de él, me sentiría mejor en cuestión de minutos.
- Hey, todo va a estar bien -decía la morocha -Hay que darle tiempo y espacio para que pueda pensar las cosas.
- Pero no era necesario que me dijera tantas cosas que sabía que podía llegar a hacerme mal -estaba tan angustiado que al hablar se sentía el nudo que tenía en la garganta
- Te prometo que todo va a estar bien. Y van a poder estar juntos otra vez. Sólo hay que tener paciencia. -asentí y volví a abrazarla - ¿Caminamos? Y para despejarte te cuento que pasó mientras viajabamos. Es algo que no vas a poder creer.
Comenzamos a caminar y a contarme lo que había sucedido. Yo soltaba una que otra risa.
Aun que estaba destrozado no puedo negar que tenerla de amiga a Amanda y que esté en un momento como este, me hacía sentir bien. Me daba fuerzas y ganas de seguir luchando por Aaron. Me hacía dar cuenta cuánto significa una amistad y cuánto significa el amor; así sea hacia una persona de tu mismo género. Me quitaba el miedo a el qué dirán de la gente al igual que Aaron.
De un momento a otro ambos estabamos empapados de la cabeza a los pies.
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DEL ODIO AL AMOR.
RomanceDos chicos sumamente de polos opuestos, se enamoran. ¿Tendrá futuro? ¿Pueden llegar a ser lo que tanto desean? ¿O es solo un pasa tiempo de uno de los dos? ¿Se puede pasar del odio al amor?