#17

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*Narra Aaron*

Después de todo lo que pasó puedo decir que las cosas siguen yendo como me gusta. Quizás con algo que detestaba, que es la enfermedad que tengo, que no me gusta para nada, pero no puedo quejarme. Tengo gente que me quiere. Y quizás no sea un millon de personas sino más bien tres; mamá, mi novio y mi mejor amiga. Estando y teniéndolos a ellos en mi vida como mis pilares soy completamente millonario.

Nos faltaban 7 kilómetros para llegar al campo de mis abuelos cuando grité

- Mamá, ¡para el auto! -se hizo a un lado en la ruta y paró

- ¿Qué pasa?

- Creo que -y apenas abrí la puerta del auto vomite hasta lo que no tenía

- ¿Estás bien? -preguntó mamá

- Si

- Son los efectos secundarios de los medicamentos -explicó ella a Ticiano y Amanda para que no se preocuparan

Después de 20 minutos estabamos entrando al campo. Verde y más verde, miraras por donde miraras. Y algún que otro caballo al rededor.
Era hermoso, se escuchaba solamente el cantar de los pájaros que se encontraban posados en los árboles de alrededor. Era tanta la tranquilidad que hasta la persona más enojada podía calmar y darle paz.

- Al fin llegaron -escuche decir a mi abuela. Ella era hermosa, aún así con la edad de 50 y monedas. Su pelo era de un color rubio ceniza, su mirada pacifica y celeste como la del cielo. Y su aroma siempre, desde que tengo memoria, fue a vainilla. Un aroma dulce y suave, como ella.

- Hola mamá -dijo mi madre -¿Cómo están?

- Bueno, mejor ahora que están en casa. Y mi nieto favorito, ¿dónde está?

- Acá estoy -dije mientras me dirigía para abrazarla

- Y a mí, ¿no piensan saludarme? -escuchamos decir a mi abuelo mientras salía de la casa

- Si te ocultas siempre que llega gente, ¿como vamos a saber si estás o no? -bromee y él solo rió, y me abrazó

- ¿No me presentaras a tus amigos, Ari?

- Claro. Ella es mi mejor amiga, Amanda -dije mientras la señalé y ella estrechaba la manos con mis abuelos -Y él..

- Tu novio -dijo interrumpiendo mi abuelo

- ¿Qué?

- Tu madre nunca supo guardar secretos

- Cierto -dije con el ceño fruncido dirigido a mi mamá - Él es Ticiano -copió el mismo acto que Amanda

- Un gusto -dijo mi novio

- Bueno, pasen. La comida ya está lista y va a enfriarse si seguimos aquí fuera hablando de nada.

Todos entramos y nos sentamos en una mesa redonda bastante grande. Estaba llena de comida. No quería pensar que tenía que comer todo, ya sentía como mi estomago explotaba.

- Creo que ya amo a tus abuelos -la escuché decir a Amanda

- ¿Por qué lo dices?

- Bueno -dijo alargando la palabra - No ves toda la comida que hay en la mesa y toda comida rica. Ojalá te hubiera conocido antes -dijo mientras me sostenía de ambos lados de la cara. Yo sólo me reía al ver que cuánto amaba comer.

DEL ODIO AL AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora