Capítulo 49

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Estuviera más cómoda si estuviese en mi propia cama, por lo menos esa ya estaba en perfectas condiciones, a lo que me refiero, es que esta amoldada a la perfección. ¡Por eso mismo es cómoda!

De verdad que preferiría estar allá que acá, aguantando los ronquidos de Connor, intenté cerrarle la boca, pero fue imposible. Volví a intentarlo por segunda vez, pero fracasé en lo absoluto. Después de todo, tenía que soportarlo, son mis primos y queremos todos pasarla bien, de lo mejor en los siguientes días. No debería de estarme quejando...

Eran más de las cuatro de la mañana. Estaba segura que las orejas aparecerían en cualquier momento por la mañana, y sé que tampoco debo de preocuparme por eso.

Me acerco una vez más a Connor, intentando cerrar su boca o acomodar su almohada o yo que demonios sé, sólo quiero que guarde silencio para que me deje dormir un poco. Acomodo su almohada, después paso a cerrar su boca pero nada funciona, coloco mi mano sobre tu boca.

—¿Qué estás haciendo? —me sobresalto. Quito mi mano de su boca, me giro hacia donde proviene la voz y me encuentro con el rostro adormilado de James, mirándome exasperante.

Hago un puchero, me le quedo viendo por unos largos minutos sin responderle nada. Me acerco poco a poco a él, haciendo en un pequeño movimiento que nuestros colchones se junten. Aún con el puchero en mis labios paso mi brazo por su cintura, pegándome a su cuerpo. Oculto mi rostro en su cuello y lo escucho suspirar de manera cansada, demasido a decir verdad.

—¿Qué es lo que pasa, hermanita? —me abraza de vuelta— ¿No puedes dormir?

Niego suavemente: —Te amo —murmuro, recordando que cuando él me lo dijo no fui capaz de respondérselo— Quiero intentar dormir así contigo, por favor —susurro, besando su cuello.

El silencio inundó por completo nuestro pequeño espacio en el que nos encontrábamos los dos. Suspire con tanta pesadez y cansancio, pensando ahora en solamente querer dormir y relajarme, nada más y nada menos que en los acogedores brazos de mi hermano. Después de todo era y sería el único que me brindaba calor, cariño y amor siempre que el quería dármelo, incluso cuando más lo necesitaba. Justamente como ahora, que ni siquiera se había negado en lo absoluto por abrazarme y dejarme dormir mucho muy cerca de su cuerpo.

—Yo también te amo, Jade. —besa mi mejilla suavemente, sus labios están un poco húmedos— Siempre estaré para ti, incluso cuando no puedas dormir. Sólo dímelo. —dijo de forma adormilada, soltando un bostezo.

Imité su acción, sin darme cuenta bien, lo hice. Reí bajo a causa de ello, aferrándome más a su cuerpo.

—Estás tan calientito...  —apreté mis labios, suspirando satisfactoriamente— Incluso aún estando en verano, ¿Cómo lo haces?

Lo escucho reír. Su pecho retumba cerca del mío y me es imposible no sonreí por como he sonado anteriormente; mi cuerpo se iba relajando,  ya no sentía con mucha frecuencia las fuerzas en mi cuerpo y mis párpados pesaban demasido. Estaban ya cerrados pero, seguía siendo consciente de lo que seguía pasando.

—Vamos, cariño. Debes intentar dormir... Es muy tarde, después mañana no querrás levantarte.

—No me importa si me levanto tarde. —aseguro— Y eso es lo que hago, intento dormir pero, ¿Me das un beso? 

Aparto mi rostro de su cuello. Abro mis ojos y alzo mis labios para que él pueda darme un beso. Miro el pequeño brillo en sus ojos cuando los abre y no evito sentirme muy emocionada por ello, me causa una especie de cosquilleo por todo el cuerpo.

—Está bien —dice alegre— Creo que a mi también me hace falta para poder dormir bien...

Me besa. Nuestros labios se juntan, primero comenzó a ser un beso de pico, para pasar a ser pequeños besos. Terminó siendo un largo y apasionado beso, dejándome satisfecha con el en cuando nos separamos.

Rebeldía; 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora