Jade.
Cabe a decir, que la cena de navidad fue una exquisita noche junto a mis padres, mis tíos y mis nuevos amigos. James recibió su deseado beso, el que tanto quería. Lo que conllevó a que tuviéramos que salir al patio y tuviera que darle su beso, bueno, todo gracias a la ayuda de Amy y Darcy, que lograron cubrirnos por unos minutos antes de que los demás se dieran cuenta de que no estábamos.
Ahora, estábamos preparando la cena para la noche de año nuevo. Cenaríamos temprano y saldríamos al gran balcón que se encontraba en la sala de juegos para ver los fuegos artificiales que se verían al ser la media noche.
—Llevaré esto —la pelinegra dijo, mostrándome la bolsa de frituras que traía en manos— ¿Tú llevaras algo? —preguntó, mirando las demás frituras en los estantes— Digo, si quieres. Yo invito. —me sonrío.
Una delicada y linda sonrisa de su parte. Siendo amable conmigo. No como aquella vez que logramos conocernos, cuando fuimos groseras la una con la otra. Tendría muy buenos recuerdos de este año que estaba por terminar.
Negué rápidamente, no quería nada. Hasta el momento no se me había antojado nada, así que trataba de tranquilizarme, aún si se me llegaba a antojar algo.
—¡Sí! —grité— ¡Quiero eso! —era más la emoción que nada en ese momento.
—Me asustasté... —gimoteó detrás de mi— Puedes tomarlo —asintió— Escoge el que te guste más.
Me acerqué al estante en el que se encontraba lo que tanto me había llamado la atención. Suspiré de sólo ver los diferentes tipos de relleno que traían los chocolates. Cerezas, avellanas, almendras, trufas, chocolate blanco, frambuesa... ¡Una infinidad de chocolates con rellenos distintos!
—Llevaré uno de cada uno —dije tomando una caja de cada relleno diferente— Esto no es un antojo, ¿Verdad? —me pregunté a mi misma.
Los eché en la canasta que llevaba sosteniendo con mi mano, Amy me miró y frunció el ceño.
—Te dije que yo pagaba.
—Yo pago, es mucho —dije— Eres buena amiga pero, no dejaré que gastes mucho dinero en mi.
—Bien... —miró las frituras y tomó otras dos bolsas de frituras diferentes— ¿Vamos por sodas?
—Sí.
Caminamos hasta el pasillo de las sodas, siendo el siguiente. Sentí un pequeño mareo que me hizo detenerme un momento, sosteniéndome de uno de los estantes, Amy no parece darse cuenta. Ha caminado más adelante que yo.
—¿Estás bien? —preguntaron a mis espaldas, tomando mi cintura y pegándome al cuerpo de este— No te quedes muy atrás, podrías caerte y golpearte, esos mareos sólo pueden...
—Estoy bien —dije firmemente, abriendo mis ojos— Todo esta bien —suspiré y caminé, separándome de él.
—¿Segura? —asentí— Te veo un poco pálida. —replica.
—Sí, estoy bien.
—Aunque me digas que estas bien, me quedare a un lado tuyo y cuidaré de ti. Así que ahora, dame esa canasta, también te ayudaré con ella.
Forzadamente, tuve que darle la canasta para que pudiera cargar con ella.
—¿Te aburriste, James? —la pregunta de Amy nos hizo voltear hacia ella— Te dije que te aburrirías pero, aún así decidiste quedarte en el auto.
—Lo sé —murmuró. Su mano rozó ligeramente con la mía— Tardé un par de minutos en encontrarlas, pero nada que me haya hecho entrar en pánico. —ambos rieron.
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Rebeldía; 3
Novela Juvenil[LNMH#3] Trilogía de La Nerd Más Hermosa. Prohibida su adaptación. C: 20161108 T: 20171704 Todos los derechos reservados©