Tenía en mente hacer otras cosas al llegar a casa pero, lo único que hice fue nada mas y nada menos que tirarme a la cama, reflexionar sobre lo que había puesto en mi pie de foto que subí a Instagram, estaba segura que permanecería en mi Cómo si fuese alguien más de mi grupo de amigos, o familia.
Después de unos minutos debatiendome entre lo que hice, la puerta rechinó un poco, causándome un pequeño escalofrío al estar tosa la habitación en completa penumbra. Me acomode en la cama y lo primero que pensé fue hacerme la dormida, y vaya que eso a veces servía y mucho.
—Sé perfectamente que estas despierta, no vengas a hacerte conmigo la tonta. —habló de forma demandante.
Si, era mi hermano. Por unos segundos sentí un gran alivio y felicidad que fuera él y no mis padres pero, también, había algo de decepción en mi, no entendía.
La forma en la que me había hablado...
Lo recordé. Sé con perfección lo que dije, pero aún así me dolió, al saber que tales palabras habían venido por parte de él, mi hermano.
Entre maldiciones bajas, gestos y de más, destape mi cuerpo, lanzando la sábana de esta a algún lugar... El suelo.
Sabía que aún seguía con la ropa con la que salí hace un par de horas atrás, y seguramente tenían el olor a cigarrillos y alcohol impregnados en esta misma.
—¿Qué quieres?
—Quiero que me expliques porque haz salido de casa sin el permiso de mis padres, sin haberme dicho a mi y peor aún, llegar demasiado tarde. —habla fuerte y claro, cruzándose de brazos.
Apenas y me doy cuenta de que ya ha encendido las luces.
Me acerco al espejo cerca del armario y comienzo a deshacerme de mi chaqueta, ato mi cabello en una muy mala coleta alta y prosigo a lo demás; me quito las zapatillas dejándolas debajo de la cama. Estoy por quitarme el vestido cuando la voz de mi hermano vuelve a hacerse presente.
—No piensas desnudarte frente a mi, ¿O sí?
—Es mi habitación idiota, el único problema aquí eres tú. Así que ya sabes...
Hablo con la esperanza de que salga de la habitación, pero cuando volteo sigue ahí, solamente que ahora su cuerpo me da la espalda y no me mira para nada.
—Imbécil...
—Qué este de espaldas a ti, no significa que no pueda escucharte, Jade.
Ruedo los ojos y me deshago de mi vestido. ¿Ya dije cuanto puedo llegar a odiar un vestido? Bueno, demasiado. Suelo usarlos para ocasiones mucho muy especiales, como eventos de mamá o papá, y una que otra fiesta fuera de cada, como lo hice esta noche.
—No entiendo, ¿Por qué usas vestidos?
—Porque quiero y se me da la oportunidad. —suspiro, buscando un conjunto de ropa interior limpia—. James, sino te molesta, te pido ahora mismo que salgas de mi habitación, me voy a duchar y no quiero que estés aquí.
—No, primero hablamos, después te duchas.
Bufo ya llena de molestia, suficiente había tenido con la tal Amy como para que él venga y me ateste de preguntas.
—Bueno, mira. Te vas a tu habitación, me ducho y cuando salga de ducharme voy a tu habitación y hablamos todo lo que tu quieras, lo prometo.
Me giro a verlo, y me doy cuenta de que él me esta viendo y entre cerrando sus ojos, dudando si creerme o no.
—Pensé que te molestaba la idea de estar caso desnuda frente a ti.
—¿Debo de creer en ti?
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Rebeldía; 3
Novela Juvenil[LNMH#3] Trilogía de La Nerd Más Hermosa. Prohibida su adaptación. C: 20161108 T: 20171704 Todos los derechos reservados©