Lo que para mí es escribir

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La gente me pregunta, nos pregunta, por qué escribimos. Y yo me cuestiono la razón de la pregunta. ¿Por qué? Cada uno tiene sus razones.

Algunos lo hacemos por pasatiempo, otros para perder el tiempo, otros para plagiar, otros para desahogarse, otros para evadirse, otros para contar algo a su público. Hay millones de razones por las que escribimos. No se puede responder a esa pregunta.

Por eso, cuando me lo preguntan yo respondo ora "porque sí" ora "no te importa.

Ahora escribo para que ellos sepan la razón.

En mi caso (y en el de algunos más, estoy segura) lo hago para dar vida a eso que yo en persona no soy capaz de hacer. Las palabras tienen mucho poder, casi infinito; por suerte muchas personas no se dan cuenta.

Cada personaje que creamos tiene un papel en nuestra obra. No me refiero a protagonista, antagonista, la amiga fiestera o el chico malo; aunque esto también. Sino que cada uno de ellos representa un sentimiento que tenemos guardado. Quizá si queremos que nuestrx protagonista sea extrovertido, alocado, rudo e irónico, eso que algunos no somos por más que intentemos serlo, lo describimos así. Y ni siquiera describirlo, sino contando sus aventuras del tipo que sea para que le conozcas.

Si queremos a alguien intimista, sentimentalista o que no quiere mostrar su interior, lo moldeamos así.

Eso es. Moldeamos a nuestros personajes según lo que nuestro corazón quiere.

Para hacer la historia, la trama o los hechos, yo sueño. Sí, yo primero cierro los ojos, normalmente en la noche, antes de caer en los brazos de Morfeo, y dejo que mi imaginación haga el resto. Obviamente no sigo a rajatabla mi cerebro, los sueños son algo indomable que nunca tiene sentido.

Después de soñar y tener una idea de cómo quiero que sea la base, por así decirlo, abro donde vaya a escribir (sea word, un cuadernillo, notas o directamente Wattpad) y me quedo mirando el puntero parpadeante que me invita a plasmar mi interior.

Y obedezco. Al principio cuesta. No sabes cómo empezar, no sabes cuáles son esas palabras que quieres que enganchen al lector. Es como un pequeña subida que acaba en una tremenda bajada en la que tus dedos van cogiendo más y más velocidad hasta que, en un momento dado, se paran para coger aliento. Y en ocasiones no vuelven a continuar. Otras veces se detienen durante un tiempo, y eso es lo que se llama el bloqueo del escritor. El temible bloqueo de escritor.

Es ese sentimiento de querer escribir pero no saber cómo hacerlo. Es querer gritar pero no tener la fuerza para hacerlo. Es mirar la página en blanco y no saber qué plasmar en ella. Es horrible.

Pero es también un momento de paz. No para los lectores que esperan impacientes la continuación. Sino para ti. Un momento en el que piensas en mil cosas y ninguna es la que quieres, pero aún así te sientes medio tranquilo. No sabría explicarlo.

Escribir, para mí, es evasión a la realidad.

Dependiendo del género en el que te sientas más comodx, puede o no ser tu evasión.

Hay mucha gente que escribe drama. Drama de amores, drama de hechos, muchos dramas. (No me refiero al teatro, solo aclaro). Eso es plasmar lo que vives, o no, de una manera... extraña. Date cuenta de todas las historias de amor y romance que hay por todos los lados. ¿Todos han vivido eso que han escrito? No lo creo. No todos, al menos. Es como que quieren vivirlo, pero no se les presenta la oportunidad para conocer el amor con quien compartir la experiencia. Obviando lo obvio, no todos somos iguales, cada cual sus razones y yo estoy conforme con eso.

Yo estoy más agusto en el tema de la ficción. Magia, aventuras, mundos que no existen, el futuro o el pasado. ¿Ves? Para mí es evadirme. Aunque en mis historias puedes encontrar realidad, lo dominante es la ficción.

Y con esto no me alargo más, que pesada que soy.

Cansada de ver siempre los mismos títulos, las mismas portadas, las mismas tramas y personajes, yo busco romper el cliché.

La mayoría de lo que escribo no es cliché. Y, si al principio lo parece, muerte al personaje.

Un problema que a algunos nos ocurre es que acabamos cansados de nuestras propias historias.

Un consejo que leí en una guía para escritores (por lo que no me llevo los créditos) es que empieces con pequeños textos y que vayas escribiendo historias con más y más duración hasta que te apetezca.

Otro problema relacionado con este es el hecho de que la inspiración o la musa que nos inspire nos juega malas pasadas. Tiene mucho que ver con el temible bloqueo, también. En ocasiones, mientras escribimos o miramos a la nada o hacemos cualquier otra cosa, se nos ocurre una idea. Y piensas que, claro, es muy buena idea escribie eso y continuarlo. Pues en mi opinión no. Y lo digo por experiencia. Tengo un millón de ideas rondando y molestando por mi cabeza. Y escribo muchos capítulos de esa idea. Y me olvido de las demás hasta tal punto que no quiero seguir escribiendo para eso que estaba desarrollando.

Correcto. Como supongo que has adivinado (si es que lees mis idas de olla), es el caso de Breeze y Mi (no) vida. Actualmente estoy enfrascada en tres "proyectos" de los que no voy a decir nada por si acaso.

Y es que en esas dos tengo los tres "problemas" de arriba.

Y me siento horrible, por que me gusta escribir sobre ellas y yo misma tengo curiosidad por saber cómo continúan y cómo van a acabar.

Por lo que me pondré delante del cuadernillo azul donde escribo Breeze y delante de notas y me desvanearé(? los sesos en persecución de la inspiración.

Volviendo al tema de la escritura, esta influye en función de lo que escuchemos. Por ejemplo, si escuchamos música épica digna de muchas batallas con dragones incluidos, no creo que quieras ponerte a escribir sobre la ruptura del protagonista con el chico a quien amaba con locura.

O sí. Quién sabe. Lo mismo le da un toque especial... debería probarlo.

También influye la situación en la que bos encontremos. Me refiero a que, si estamos tristes porque se ha muerto alguien querido, no creo que te apetezca mucho escribir algo gracioso. O bueno, yo soy muy extremista y me pondría a escribir sobre más muerte. Esto no es un buen ejemplo. Lo más normal, supongo, sería hacer justo eso: escribir sobre algo más alegre para olvidarse del momento angustioso. Evadirse.

Cada cual tiene su estilo.

Yo, por ejemplo, soy mala en cuanto a escribir poesía. O bueno, no soy mala, solo que hago como en el rap, busco rimas y las entrelazo.

Y luego escucho o leo sobre otros y me doy cuenta de que hay gente con mucho potencial.

Y eso me lleva a otra cosa que nunca se debe hacer: compararse con los demás. En cualquier cosa.

Nunca jamás en la vida te compares o permitas que alguien te compare con otro.

Eso te baja la autoestima y puede llevar a consecuencias horribles. Como, en casos muy extremos, el suicidio. Que palabra más fea.

Es común eso de compararse. Yo misma lo hago y por eso sé que está mal. Pero es inevitable si, además de escritor (o un intento de) eres lector.

Escribimos lo que queremos leer. Lo que queremos comunicar al mundo. Lo que queremos sacar de nosotros. Escribimos porque queremos y porque podemos y punto.



Nota de moi:
Esto ha sido lo que he querido deciros a todos los que me lean (gracias:3), a todos los que pasen de incógnito, aquellos que escriban y que tengan una pausa temporal, a aquello que simplemente hayan leído esto.

Me han faltado bastantes cosas y algunas me las he saltado por culpa de mis constantes cambios de tema (así soy yo y no puedes cambiarme :b).

Así que, bueno, espero que haya servido de algo más que para mí desahogarme.

Hasta otra c:

Popurrí de pensamientos, sentimientos y poemas que mejor no leer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora