El botón amarillo(?

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Al fin conseguimos llegar a nuestro destino. Era verano, pero la nieve cubría el valle. Una enorme bola de metal flotaba en el centro de la pequeña llanura verde. Nos quedábamos sin tiempo, estábamos todos agotados después de la larga caminata con las manos esposadas desde nuestra anterior cárcel.

Ahora veníamos a cumplir con el castigo que nos habían impuesto por rebelarnos.

Regla 1: obedece.

Regla 2: No te rebeles.

Regla 3: todos pagan por igual.

Y allí estaba yo, junto a mis amigos que conocí en un edificio peor que una cárcel. Todos condenados.

Por mi culpa.

Por rebelarme.

Por no obedecer.

Nuestros guardias nos dejaron y se ocultaron; pero sabía que, si hacíamos un movimiento en falso, moriríamos de una forma mucho más dolorosa que la que nos esperaba.

A lo lejos vi al general tomar la pantalla que lo que había creído el amor verdadero y sincero le daba. Nos traicionó a todos.

Por su culpa íbamos a cumplir nuestro injusto castigo.

Agarré la mano de mi mejor amiga, con la otra agarré el collar del que no han conseguido separarme.

El general apretó el botón. El amarillo.

Y nosotros volamos en pedazos.


21/9/2016

Popurrí de pensamientos, sentimientos y poemas que mejor no leer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora