Historia de un amor adolescente

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   Sonó el despertador y ella se levantó de la cama adormilada. Comenzaba un nuevo día en el instituto de su pueblo. Hizo lo de todas las mañanas: asearse, desayunar y vestirse para las clases.

   Caminó hacia el inti, se tardaban cinco minutos, por lo que nunca llegaba tarde.

   Al entrar, saludó a sus amigas de toda la vida y sacó su cuaderno para repasar el examen del día siguiente.

   Ella tenía un secreto. Ese secreto se sentaba en la última fila, en la otra punta de la clase. Era un chico apuesto, gracioso e inteligente, y ella estaba colada por él. Nunca le habló ni tampoco le dijo palabra.

   Al comenzar la clase, el profesor de Ciencias hizo parejas al azar para hacer cierto trabajo. A ella le tocó con su amor secreto. Quedaron para hacer el trabajo un viernes después de clase en la biblioteca.

   Ese viernes ella no estaba nada nerviosa, el chico la caía bien y no se sonrojaba cuando él la hablaba. Pero no pudo evitar sentir un cosquilleo al ver a su compañero en otras ropas distintas del habitual uniforme. En la biblioteca ella se sentía como en casa, y pronto descubrió que él también. Acabaron el trabajo tranquilamente, haciéndose la tarde muy corta y agradable. El joven pidió verse con ella más a menudo, para compartir sus libros y opiniones, y para conocerla más. La joven aceptó encantada. Se vieron varias veces más. Quedaban juntos e iban a las fiestas con los amigos.

   Como muchas relaciones así, los dos jóvenes se enamoraron uno del otro, y se dieron su primer beso en los asientos traseros del cine, viendo una película de terror.

   Al pasar los años, en el último curso de bachillerato, eligieron carreras distintas, pero eso no les separó y se continuaron viendo. A los veinticinco años, él la propuso matrimonio, y ella acepto de buena gana. Los dos se lo pasaban genial juntos, tanto amistosa como románticamente.

   El día de la boda, ella vestía un vestido precioso, que se compró con sus ganancias y con ayuda de la familia. Él la esperaba en el altar, atraviado con un taje hecho a su medida.

   Cuando llegó la esperada frase de "Sí, quiero" de la joven prometida, sonó un despertador, y nuestra protagonista se levantó de un susto de la cama. Todo había sido un bonito sueño.

FIN

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