Capitulo IV

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(Foto: Leonor)

Leonor está destrozada. Aun a su corta edad, entiende la magnitud de una guerra.

Después de estar con Fernando tome todo mi valor para decirle a mi hermana lo que estaba pasando. Se fue corriendo la playa, no me dejó ni siquiera abrazarla, Carlos fue cabalgando detrás de ella. Leonor no me quiere ver y yo la necesito.

Mañana es la fiesta para celebrar mi compromiso con Fernando, la verdad no quiero saber nada de nadie en estos momentos. Solo quiero llorar. Mi corazón me duele de una manera que hace mucho no había sentido. No puedo.

Ahora estoy acostada en mi cama en medio de Isabel y Cristy, la almohada de plumas de ganso mojada con mis lágrimas y pareciera que todos dejaron de hablar en el castillo desde que se enteraron de la noticia de Suecia o tal vez soy yo, mi mente bloqueo todos los sonidos a mi alrededor.

Puede que entre nosotras no hablemos, pero el simple hecho que estén aquí hace que me sienta mejor, acompañada... querida.

-Alexandra... -Cristy me habla casi en un susurro con los ojos cristalinos.

-Perdón, es que... no puedo hacer nada desde aquí.

-Tranquila, estamos aquí, juntas y te entendemos. Nuestras familias también están allá, no las veremos por un largo tiempo...

-Tengo miedo... -digo en un sollozo.

-Lo sé, yo igual. –dice Isabel mirándome con sus hermosos ojos verdes.

-Vamos a estar bien, las cuidaré. –les digo y nos tomamos de las manos.

La noche aparece como por arte de magia. No salimos de mi alcoba en todo el día, Leonor llegó después de mediodía y desde entonces no me ha dejado de abrazar. Los Reyes y Príncipes estaban preocupados pero mande a una de las damas del reino ruso a decir que estaba bien, solo que necesitaba tiempo para procesar la información.

-¿Se pueden quedar conmigo? –les digo y mis amigas asienten al instante.

-Mañana es la fiesta. –dice Leonor quejándose.

-No voy a poder enfrentar todas esas miradas...

-Claro que puedes. –me apoya Isabel.

-Llora, quiébrate, grita, pero mañana vas a sonreír como si nunca hubieras estado tan mal. Ellos esperan verte débil para criticarte, demuéstrales que su próxima Reina es más fuerte de lo que creen. –Cristy me toma de las manos y me dedica una cálida sonrisa que me reconforta.

Me armo de valor y por dentro siento como si me hubiera apagado. Apagado todo el dolor. Como años antes lo hice y era un dolor indescriptible. Puedo salir de esto. Saldré de esto.

****

Hoy es el día. Hoy tengo que fingir que estoy bien, poner la mejor de mis sonrisas y hacerles saber que no me derrotarán tan fácil.

Todos esperan ver a la pobre princesa desconsolada. Les demostraré todo lo contrario.

Les pido a las chicas que me ayudan a cambiarme que me pongan el vestido indicado para la ocasión. Mis damas, mi hermana y yo llevaremos el mismo color de vestido para que no haya dudas de nuestra fortaleza.

Cuando terminan de arreglarme Isabel, Cristy y Leonor me esperan afuera de mi alcoba. Juntas, caminamos por los largos pasillos hasta el gran salón dónde estarán duques, condes e importantes concejales esperando nuestra llegada.

Al fin conocerán a su próxima reina.

****

El salón es una de las partes más grandes del castillo. El piso es de mármol, las paredes tapizadas como las habitaciones con el escudo de los Romanov, del alto techo cuelgan varios candelabros dorados con miles de velas para iluminar el lugar con ayuda de unas antorchas colocadas en las paredes. Alrededor, entre altos pilares de piedra, se encuentran unos grandes ventanales con una vista perfecta hacia el mar y la preciosa luna llena ayuda a iluminar el lugar.

Me quedo un momento apreciando mí alrededor hasta que notan nuestra presencia.

Anuncian nuestra llegada.

-La Princesa de Suecia Leonor Aragón, Lady Isabel Vivar, Lady Cristina Rebolledo y nuestra próxima reina, La Princesa de Suecia Alexandra Aragón Neoburgo.

En la mesa principal frente a nosotras están sentados Los Reyes de Rusia, los Príncipes a sus costados. Todas las demás personas que estaban bailando o platicando en el salón hacen reverencia ante nosotras.

Abren paso y siento sus miradas sobre mí. Susurran cosas que no logro entender. Solo sé que no esperaban verme así. Todos esperaban que vistiera con un vestido blanco para representar mi inocencia, como siempre esperan que vista un reino en guerra.

Ahora de lo que en verdad soy capaz de hacer.

Nuestros vestidos son rojos, que representan la fortaleza, la pasión y la sangre que ha derramado nuestro pueblo. Mi vestido es ajustado en la parte de arriba y con holanes en la parte de la falda.

Caminamos con la cabeza en alto, yo por delante de mi hermana y mis amigas, para demostrar mi fuerza, sin dudar en ninguno de mis pasos. Llevo un hermoso collar dorado con pequeñas piedras rojas, pero lo que resalta es mi corona. Mi corona de oro con grandes diamantes rojos que sobresale del chongo que las damas han hecho con mi cabello chocolate. No soy una niña de cristal que con cualquier cosa se quiebra, soy una Princesa de diamante, veamos quien me logra romper...

La Próxima ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora