Capítulo XLIII

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-¡Ayuda! ¡Qué alguien me ayude por favor! –grito desesperada sin soltar la pequeña mano de Alysha.

Me pongo de rodillas a lado del sillón sintiendo que mis piernas no pueden con mi peso. Los guardias entran corriendo junto a un grupo de personas mirando la triste escena frete a sus ojos.

-¡Hagan algo! –sus ojos me miran con tristeza y lástima pero nadie mueve un solo dedo.

Lloro sin parar sintiendo impotencia y enojo. Era tan solo una niña...

-Alexandra... -Carmen entra a la habitación viendo a su hija inmóvil y de inmediato se da cuenta de lo que está pasando.

-Lo siento tanto. –le digo sollozando.

-Déjala ir. –lágrimas resbalan por sus mejillas sin parar. Toma mi mano y me ayuda a ponerme de pie- Solo déjala ir...

Suelto su mano, en el momento en que lo hago siento que una parte de mí se va con ella. Siento un vació en mi corazón, Alysha se había ganado mi cariño y ahora ella me deja con tan solo su recuerdo.

-Salgan todos de aquí. –les digo a los ojos curiosos en la puerta de la biblioteca. Poco a poco la biblioteca queda vacía.

Carmen se queda junto a Alysha llorando ante la pérdida de su hija, hoy es el día que había esperado, el día en que su peor pesadilla se cumple. No puedo soportarlo más. Corro a mi habitación con desesperación sin prestar a las miradas de lástimas a mí alrededor. Al llegar cierro la puerta y me acuesto a mi cama para llorar. La almohada bajo mi cabeza se moja rápidamente gracias a mis lágrimas que parecen no tener fin. Después de un rato escucho que mi puerta se abre.

Fernando entra a mi habitación y sin decir nada se acuesta a mi lado acariciando mi cabello tratando de calmarme.

Lo abrazo acostando mi cabeza en su pecho dejando que me abrace con fuerza. Lo único que necesito es dejar de pensar, necesito dejar de sufrir. Sabía que un día iba a morir, esa fue la razón de traerla al castillo, pero me reusaba a aceptarlo.

-Tan solo era una niña, tenía tanto por vivir... -sollozo.

-Lo sé. –besa mi frente con cariño sin decir nada más.

Así nos quedamos un largo rato, sin decir nada, solo abrazados hasta que me quedo dormida con lágrimas en los ojos y un vació en mi vida.

****

El entierro fue hermoso y doloroso. Ver a todas las personas que conocían y querían a Alysha fue devastador. Tres niñas lloraban sin parar, sus amigas, ellas jugaban con Alysha casi desde que aprendieron a caminar y hoy la veían partir.

Ahora mi pequeña princesa se encuentra a lado de su padre con miles de flores a su alrededor. Desde el cielo ella nos sonríe como siempre lo hacía.

Conforme nos alejamos de ahí es devastador ver alrededor tantas cruces y personas llorando, algunas por Alysha otras por algún ser amado que al igual que Alysha los deja atrás con sufrimiento.

Su muerte me trae recuerdos de todas las personas que he amado pero que he tenido que dejar ir de una u otra manera.

David.

Mi padre.

Mi madre.

Daniel...

*Flashback*

Se enteraron.

Estamos en problemas.

No me importa.

La Próxima ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora