Capítulo XXIII

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Mantengo mi distancia entre Fernando y la chica. Parecen muy entretenidos platicando, no es de mi gusto interrumpir su interesante plática. Sigo caminando alrededor del salón de baile. Me detengo un momento en un gran ventanal que da al mar. El profundo cielo azul se confunde con las grandes olas del mar a no ser por la luz de la luna diría que no se distingue el horizonte.

-Reina Alexandra Aragón Neoburgo. He escuchado mucho sobre usted. –escucho una voz que no reconozco a mis espaldas.

-Espero sean cosas buenas. –le digo volteando a ver al misterioso chico.

-En su mayoría... Me presento, soy el Príncipe de Holanda, Christopher Nassau. –hace reverencia ante mí un chico de aproximadamente unos 24 años de cabello castaño claro y ojos grises azulados, como los de mi madre.

-Príncipe Christopher, ¿qué lo trae a la corte rusa?

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-Príncipe Christopher, ¿qué lo trae a la corte rusa?

-Mi padre está muy enfermo y por desgracia pensamos que no le queda mucho tiempo, así que me han mandado a conseguir una chica digna de la realeza.

-Bueno, al parecer muchos chicos estarán de cacería estos días. –le digo riendo- ¿Por cuánto tiempo se quedará aquí?

-No por mucho tiempo, máximo una semana, no me gustaría que muriera mi padre sin que yo esté presente.

-Lamento lo de su padre.

-¿Me concede este baile? –estira su mano en mi dirección y la tomo segura.

-Estaba esperando que lo pidiera. –le digo sonriendo.

Se siente raro bailar con alguien que no sea mi padre o Fernando. Estuve en tantos bailes y siempre me reusaba a bailar con los que me pidiera, siempre prefería a mi padre. Él lo sabía, así que nos podíamos pasar toda la fiesta bailando, era tan feliz...

La música comienza y mis piernas se mueven de forma automática, tantos años bailando los mismos pasos mi cerebro ahora baila de memoria. El Príncipe Christopher me toma de la cintura y nos empezamos a mover al compás de la melodía. No es un baile rápido más bien es como un vals, recuerdo mis lecciones de baile... "un, dos, tres y un, dos, tres" siempre el mismo compás.

Percibo las miradas de las personas a nuestro alrededor mientras que más se suman a la danza.

-¿Ha encontrado alguna chica de su gusto? –le pregunto para interrumpir el silencio.

-Tengo algunas en la mira.

-¿Qué tal si nos quitamos de formalidades? En verdad las aborrezco. –le digo haciendo cara de asco.

-Estaba esperando que me lo pidieras. –dice imitando mi tono de voz.

Al terminar el baile hacemos reverencia uno hacia el otro. Puedo sentir una mirada sobre nosotros y cuando volteo a mis espaldas me encuentro con una mirada furiosa de Fernando. ¿Estará celoso de Christopher? No lo doy demasiada importancia y camino con Christopher hacia la mesa de postres.

-Hicieron una fiesta de bienvenida para los invitados especiales pero nunca hablaron de esa chica. –le digo dirigiendo mi mirada hacia la chica con Fernando haciendo que Christopher mire a la misma dirección.

-Ah, esa chica. Es la Princesa Claudia... Mi hermana menor. –dice y al ver mi expresión ríe.

-¿Tu hermana? –asiente- Ahora veo el parecido, pero si no me dices en verdad no lo sabría.

-Tiene 18 años, no te preocupes, es amenaza contra ti. –me dice con una sonrisa coqueta.

-Gracias.

-Seguro Fernando está esperando el momento en que deje de hablar para volver contigo, no te preocupes.

-No estoy celosa.

-Nunca dije que lo estuvieras.

-Pero...

-Tú te descubriste sola. –me interrumpe. Lo asesino con mi mirada mientras el ríe como loco.

-¡Deténganla! –escucho los gritos agitados desde lejos.

-¿Qué es eso? –me pregunta Christopher.

Duquesa entra corriendo al salón de baile mientras otras cuatro chicas rusas corren detrás de ella. Llaman tanto la atención que la música se detiene y las personas dejan de bailar.

-Christopher, te presento a Duquesa.

Duquesa corre por todo el lugar haciendo que se escuchen unos cuantos gritos de las chicas. Pronto se escuchan como cosas se empiezan a romper y de lejos veo que se adueña de la otra mesa de postres al otro lado del salón.

-¡Duquesa! –grito a todo pulmón antes que se los coman todos bocadillos, haciendo que todos miren a mi dirección.

Mi pequeña, viene corriendo hacia mí moviendo su cola felizmente. Las personas abren paso para dejar pasar a Duquesa. Me pongo en cuclillas para quedar de su tamaño y busco con la mirada a las chicas que venían detrás de ella.

-¿Me podrían dar su correa por favor?

-En seguida, Majestad. –una de las chicas me pasa el lazo preferido de Duquesa, plateada con brillos.

-Gracias. ¿Qué acabas de hacer pequeña? –le digo acariciando su sedoso pelaje.

-¿No será mejor ir a los jardines? –me sugiere Christopher

-Creo que es buena idea. –le digo mientras me pongo de pie.

Salimos del salón de baile con cientos de miradas a nuestras espaldas pero a lado de mi viene una perra contenta moviendo su cola de un lado a otro. No me importa qué caos haya causado Duquesa, ha sido lo más divertido que ha pasado en mucho tiempo...

La Próxima ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora