Capítulo XLV

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1 semana después

Fernando no ha llegado de su viaje, me mandó una carta disculpándose pero que tendría que quedarse unos días más, pero esos días se convirtió en una semana. Por alguna razón el castillo se siente vacío sin él aquí y por consecuente las tareas como reina se vuelven más pesadas al no tenerlo para que me apoye con los asuntos más importantes.

Mis amigas y mi hermana siguen insistiendo que algo debe de pasar entre Daniel y yo pero a lo más que hemos llegado es a una simple plática de lo que hemos hecho estos años que dejamos de vernos.

Daniel Ross es conocido por impartir un reinado como todo rey debería, escuchando los deseos de su pueblo y hacer lo necesario para cumplir con sus pedidos.

Muchas naciones lo han visto como un blanco fácil ya que nadie le teme a Daniel pero la mayoría de ella tiene en mente el gran reinado de su temido padre y el preparado ejército que dejo atrás.

Los pasillos están llenos de personas susurrando cosas que no logro entender pero mientras paso hacen reverencia deteniendo su plática pero en seguida siguen con lo que parece ser un gran chisme.

-¡Alexandra!

Volteo a mis espaldas y veo a Leonor corriendo hacia mí a toda velocidad, en su rostro puedo notar la preocupación lo que me pone alerta.

-¿Qué pasó? ¿Estás bien?

Mi hermana se detiene frente a mí con respiración agitada y el corazón acelerado.

-¿Escuchaste lo que todo el palacio dice?

-No, justamente es lo que me estaba preguntando. –digo mirando mi alrededor.

-Es Fernando, dicen que lo vieron salir de la mansión donde se está quedando Michelle.

Se forma un nudo en mi garganta y niego rápidamente con la cabeza.

-No es verdad, él me dijo que iba a visitar a un amigo. –digo tratando de que mi voz no se corte.

-¿Te dijo su nombre? –pregunta Leonor pero niego.

-No recuerdo.

-Ale, Fernando ha estado con Michelle...

Me doy media vuelta y salgo corriendo con cientos de ojos sobre mí escucho a Leonor llamarme pero la ignoro.

No puede estar pasando.

No ahora.

Él me prometió que no la volvería a ver.

Escucho los pasos de mi hermana y otras personas corriendo detrás de mí. Bajo las interminables escaleras con lágrimas en los ojos hasta que salgo al jardín trasero. El frío me pega de golpe en el rostro y atraviesa la ropa a pesar de vestir una gruesa capa.

La nieve se acumula en el piso como las lágrimas en mis ojos, respiro profundo y trato de tranquilizarme, no me pueden ver así... Seco las lágrimas de mis mejillas y sonrío al recordar por qué me afecta tanto la noticia. No me importa dónde estuvo Fernando, sino cómo va a afectar a nuestra familia.

Cristy, Isabel y Leonor llegan apresuradas y me miran confundidas al ver la sonrisa en mis labios pero con los ojos cristalinos.

-¿Alexandra, qué pasa? ¿Estás bien?

-Estamos bien... -les digo con una sonrisa en mis labios haciendo que se volteen a ver entre sí.

-¿Estamos? –pregunta Isabel y yo asiento.

-Estoy embarazada.

Ninguna dice una sola palabra por unos segundos y después todas estallan preguntando miles de cosas haciéndome reír.

La Próxima ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora