Capítulo XIV

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Regresamos al castillo.

Afuera de la cabaña había cientos de guardias protegiéndonos por los posibles peligros que pueden correr la familia real. Comprobamos que ni siquiera el castillo es un lugar 100% seguro para nosotras.

Nos encontraron gracias a que uno de los guardias dijo todo lo que sabía, en cuanto se enteró del atentado contra nuestra vida, habló. Ahora, él será castigado por poner en riesgo nuestra vida pero perdonado por hablar a tiempo para salvar nuestras vidas.

En todo el camino en lo único que podía pensar era en los ojos sin vida del hombre, el charco de sangre bajo su cabeza, mis manos sucias por la sangre, pero lo que no dejaba en paz mi cabeza era el pensar si tenía familia. Tal vez le arrebaté la vida a un hijo, un esposo, hasta un padre...

Después del aterrador momento nos trajeron sanas y salvas al castillo. Isabel y Cristy estaban en una de las habitaciones de a lado. Cuando las liberaron sus ojos seguían asustados y buscando algo alrededor de ellas que pudiera causarles daño. Mis padres no se querían separar de nosotras así que un carruaje fuimos mi familia y en otro mis damas junto con algunos guardias.

Mientras el carruaje de movía de un lado a otro lo único que me tranquilizó fue concentrarme en las fuertes pisadas de los caballos y sus pesuñas con la tierra bajo ellas, el sonido del viento al pasar por las hojas de los árboles y el aroma a tierra mojada que impregnaba todo el lugar.

Ahora me están poniendo un vestido negro para el castigo de la Reina Marie. La van a decapitar. Me preparan como si fuera a ir a una fiesta pero en realidad vamos a un funeral. Complementan el vestido con un collar y aretes de perlas negras, no quiero que la maten.

-Está lista Princesa. –anuncia una de las chicas que me ayudan a arreglarme.

-Gracias... -me siento culpable. La van a matar por mi culpa.

Las cuatro damas salen deprisa de mi alcoba con una rápida reverencia. En cuanto se van mis amigas entran corriendo a abrazarme. Les devuelvo el abrazo con todas las fuerzas que me quedan.

-Estás bien. –Isabel solloza en mi hombro.

-Pensamos que estabas muerta. –Cristy llora.

-Estoy bien. ¿Les hicieron algo? –pregunto algo que seguro me voy a arrepentir.

-No, estamos bien. –Isabel me dedica una cálida sonrisa secando sus lágrimas.

-¿Saben dónde está Leslie? –les pregunto separándolas de mí.

-Está en su alcoba... -dice Cristy haciendo una pausa mirando el piso- ...llorando, se enteró de su madre hace unos minutos.

-No quiero que por mi culpa asesinen a su madre. –les confieso tratando de contener las lágrimas.

-No es tu culpa Alexandra. Ella tomó la decisión, sabía las consecuencias y seguro ella tomaría la misma medida si se tratara de su hija. –Isabel trata de calmarme sin tener éxito.

Nos quedamos todas en silencio por un momento.

-Princesa, es hora de la ejecución. –una de las damas avisa asomando la cabeza por la puerta y se retira de inmediato.

Salimos a paso lento de mi habitación y nos encontramos con Leonor afuera de mi puerta. Las cuatro llevamos vestidos negros lo que me causa un escalofrío al vernos y por dentro siento una tristeza inmensa.

-No me dejes sola... -me pide Leonor tomándome de la mano.

-Nunca.

Caminamos las cuatro juntas, tomadas de las manos, en todo este tiempo que he estado en el castillo nunca me había sentido tan fuerte.

La Próxima ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora